AZUL OSCURO CASI NEGRO

lunes, 29 de mayo de 2023

   No puedo evitarlo, el color de la vida depende de las circunstancias y tras las elecciones veo el país en tonos azules. Podría verlo de un tono  azul mar o cielo, con sus gaviotas, charranes y cormoranes salpicados por las olas, pero inevitablemente el azul se oscurece casi hasta el luto con las sombras de la compaña. Quienes cruzaron al lado oscuro y mantienen el recuerdo de la España en blanco y negro de la dictadura, son ahora los palafreneros de los destinos de la que llaman patria. Aborrecen la ciencia porque la sabiduría produce dolor y conduce a las preguntas. La ignorancia tiene todas las respuestas, no se inquieren porque conocen sobradamente la verdad. Ellos tienen la Fe, poseen verdades incuestionables, certezas absolutas de las que generaran miedo en las mentes libres. Axiomas y preceptos, mandamientos y pecados, cuya transgresión conduce al castigo, al destierro, la clandestinidad o a la hoguera. Porque quien atenta contra sus leyes no son gente honrada, son maleantes y delincuentes. Ellos son la gente de Orden. 

   No puedo evitarlo se me ha teñido de añil la mirada, se me quebró la sonrisa, se me eriza el vello y la sangre pierde su calor pensando que el futuro puede devolvernos a un pasado tan negro como la pez, a un pasado que ya conocemos, donde la paz es un sueño, donde los sueños pueden convertirse en pesadillas. Lo siento, me persigue la oscura Nada, espero encontrar el dragón de la suerte y como Atreyu, llegar a tiempo a la Torre de Marfil, para dar un nuevo nombre a la Emperatriz Infantil, antes de que la Nada acabe con el Reino de Fantasía. 

   Me han dicho que tengo tiempo hasta el 23 de julio. Difícil reto. 



INTELIGENCIA ARTIFICIAL

domingo, 21 de mayo de 2023

   Andamos abatidos y agobiados, nos ha venido la inteligencia artificial como una tempestad. Cada vez que hay una revolución, nuestro espíritu milenarista intuye el desastre. Se oye el rumor mediático como si de las sirenas previas al bombardeo se tratase: "Nos encaminamos al precipicio, la nueva tecnología acabará con nosotros, que alguien pare este tren que va directo al descarrilamiento". Dicen que las máquinas nos expulsarán del trabajo, nos dejarán un papel irrelevante en la sociedad, seremos no sus amos, sino sus esclavos. 

   Sin duda la Inteligencia Artificial entraña riesgos. Cada día nos asalta una noticia que nos muestra la capacidad de manipulación que tiene la realidad virtual. Pero, con todos sus peligros, tengo más miedo a la falta de Inteligencia Natural que a los riesgos de la IA. Cada telediario es una prueba palpable de que hemos perdido el norte. Estamos llevando el Planeta a la quiebra. En esta locura colectiva escuchamos algunos líderes que pronuncian discursos aberrantes, orates iluminados que crean escuela y a los que sigue una turba adocenada. Sus mensajes contienen tantas mentiras que parecerían escritos por un malvado software, un virus malicioso que pretende controlar las mentes. No es producto de la IA sino que lo crean inteligencias naturales perversas. No está el peligro en quien los dicta, ni en los voceros que lo anuncian, el verdadero peligro está en la incapacidad de dar respuesta a estas barbaridades con la crítica. El temor surge de que la sociedad tolera la mentira y a los falsarios, incluso los premia con honores. Verdaderamente damos miedo, no por lo que ha de venir, si no por lo que ya somos. Hemos enloquecido y quizá sólo nos salven las máquinas. Espero que recuperemos el juicio antes que los cerebros artificiales ocupen nuestra cabeza. Me he acordado hoy de una entrada que escribí en 2018 (posthumanismo) cuando nos sacudían las imágenes de la guerra de Siria, ahora Bashar al Assad está en proceso de rehabilitación política después de los asesinatos cometidos con su pueblo. Definitivamente estamos locos. 

   POSTHUMANISMO (enlace)

 


Balada para un loco. Astor Piazzolla. Roberto Goyeneche


FAKE MATE

sábado, 13 de mayo de 2023

   Nos hemos acostumbrado a las mentiras en la vida pública, sobre todo en la política. Ya nos hemos familiarizado con la palabra fake news, habitual en el lenguaje de los medios. 

   No pretendo aplicar el octavo mandamiento como ley moral: “No darás falso testimonio ni mentirás”. Al fin y al cabo, todos hemos dicho mentiras más de una vez. Bienaventurado quien no ha cometido nunca ese pecado, pero personalmente no es la condición necesaria para despertar mi confianza. 

   La cuestión radica en que no todas las mentiras son iguales y no se les puede dar el mismo significado. Quizá la más reconocible de las mentiras aceptables es la mentira piadosa. Es la mentira que se dice para evitar un daño a una persona por la que se siente estima. Es tan disculpable, que incluso tiene más de mérito que de pecado. En medicina la comunicación de malas noticias tiene un concepto que es decir la verdad soportable. Se debe ser veraz y benevolente, sin sentimentalismo, pero sin crueldad. Eso vale para casi cualquier aspecto de la vida. No creo en la asertividad absoluta. Mentir para no molestar puede ser perfectamente lícito. “¿Qué te ha parecido mi libro?” Aún siendo infumable optaría por una fórmula más amable que decir la verdad absoluta. Entre otras razones porque no existe esa verdad cuando se trata de opiniones. 

   La verdad entraña trampas que tienen mucho que ver con el orgullo, con la sinrazón (pura contradicción), la soberbia, incluso con la barbarie. No es difícil poner ejemplos como en “honor a la verdad” (a la propia o la del grupo) se han cometido y se cometen crímenes. La historia de la política y la religión, entre otras, está llena. 

   La mentira además, es capaz a veces de crear una ilusión , romperla es casi un delito. No dejar soñar a los niños con los Reyes Magos es como mínimo reprobable. Hasta la ley permite al reo mentir en su defensa, en esa gran mentira que es la Justicia (eso daría para otro capítulo). 

   Pero no nos confundamos, no toda mentira vale. Ni podemos basar la vida refugiados en la utilidad de la mentira. La maldad de la mentira está en la intención. La que se dice sin voluntad de engañar, por pura ignorancia o error, merece como mínimo disculpa. Sobre todo, si se acaba reconociendo el error.

   La que es imperdonable, es la mentira cochina, la falsedad intencionada, la estrategia basada en la falacia para obtener un rédito y un mérito que no se puede conseguir por métodos lícitos. Eso que minimizamos utilizando el anglicismo de fake, es una insoportable concesión a los villanos, sean mentirosos compulsivos, aprovechados, listillos o sinvergüenzas. Lo inadmisible es permitir que esos personajes cobren su prestigio, su fortuna a costa de mentiras podridas, de engaños permanentes, de torticeras teorías conspiranoicas, de bulos intencionados. 

   En tiempos de incertidumbre, en la oscuridad de la duda, en la pobreza mental o en la ignorancia cultural existe un sustrato ideal para el cultivo de estas estrategias que por paranoicas que parezcan calan y consiguen el objetivo de desnortar a los individuos, de conseguir que cambien el objetivo de sus odios, de dirigir sus decisiones. Este es el riesgo de la infoxicación que padecemos, la manipulación a través de información a propósito errónea, por muy absurda que parezca. El terraplanismo, el rociamiento químico de las nubes, la inserción de microchips en las vacunas, el gran reemplazo… Vamos acostumbrando nuestra mente a convivir con opiniones que atentan claramente contra la verdad, pero en ocasiones planteadas por personas aparentemente veraces o “importantes” actúan como disruptores sociales. 

   Estamos en tiempo de elecciones y las promesas electorales, las falsas promesas, las verdades a medias, las buenas intenciones, los programas, las consignas, los propósitos, los eslóganes, la propaganda política, los rumores maliciosos, las hipérboles, las descalificaciones, se mezcla todo en un batiburrillo donde distinguir la verdad de la mentira resulta a veces complicado. Es importante conocer al personaje, saber de sus intenciones y de sus precedentes, es importante analizar lo que dicen y lo que hacen o hicieron. 

   Cuando escucho a Ayuso manejar conceptos como el del salario mínimo: “sólo falta que el Gobierno ponga un salario mínimo a los etarras al salir de prisión por dejar de matar”, la justicia social: “ La justicia social es un invento de la izquierda que promueve la cultura de la envidia” banalizando y manipulando problemas como la vivienda con la okupación: “hay muchos casos en los que una persona mayor se va de vacaciones o al pueblo y cuando regresa le han okupado la casa” sosteniendo que el fenómeno está aumentado en todo el país, cuando todos los datos la desmienten y creando un enemigo común, que son los pobres, me enerva. Las estrategias políticas basadas en la mentira me producen asco. 

   Pero la más peligrosa de las mentiras es la que nos podemos decir a nosotros mismos, el autoengaño. Engañarse diciendo que todos son iguales. No tomar partido en las opiniones, no salir de la zona de confort, eludir la responsabilidad social que comporta tomar posición. Somos y seremos responsables de los Gobiernos que tenemos y que vendrán, estamos obligados a desbrozar la verdad de la mentira en nuestro beneficio y el de nuestros hijos. 

   No votar es dejar que otros decidan por ti, es faltarnos a la verdad, pura ignorancia.