LA PENA O LA PANA

sábado, 27 de abril de 2024

   No tenía Pedro el corazón de piedra y como el más humilde de los humanos sucumbió a la infamia. Por amor, por cansancio, porque la ofensa incesante, como la gota malaya produce hastío. Porque la iniquidad con que se ha tratado su figura ha sido suficiente para quebrar su resiliencia que parecía indestructible. La pana del socialismo parecía tan sólida, tan a prueba de balazos, de injurias y agravios, que todos confiaban en su invulnerable naturaleza. Nada dura para siempre, todo lo vivo tiene la muerte en su esencia, como decía José Hierro. 

   No es el primero sufrir el castigo, lo precedieron muchos otros. Hemos cerrado los ojos tantas veces ante ajusticiamientos públicos a manos de los que no cometen pecados. Los hemos visto sucumbir bajos las piedras de sus sentencias, de sus titulares, de sus acusaciones infundadas. Es una estrategia tan antigua y tan sucia que no sé cómo aún nos sorprende. Mónica Oltra, los titiriteros acusados de terrorismo, Casandra acusada por un chiste sobre Carrero Blanco, Pablo Iglesias acosado por los fascistas en su casa, inventando cuentas y casos que han sido desestimadas, el terrorismo desenterrado para acusar al Procés. Todos sufrieron el descrédito y pagaron injustamente por acusaciones que resultaron falsas, pero que no eran fortuitas, eran fruto de estrategias políticas para vencer en la batalla del poder a costa de cualquier precio. Es posible que Pedro ya sospechase que un día él podría ser la víctima, se lo dijeron. Él también calló. 

   No considero que ninguno de los mencionados y muchos otros que han sido enterrados por la vileza de quien ve en la mentira un arma, sean más importantes, pero la carta de Pedro Sánchez ha despertado los miedos. Un presidente elegido democráticamente puede abdicar por un asunto que con mucha probabilidad no será más que humo. Su carta ha desenterrado los muertos de antes, ha despertado el fantasma de un golpe de estado encubierto. No son los guardia civiles con bigote y tricornio entrando brutalmente al Parlamento, es algo más sibilino. Los medios instigando, inventando titulares, gritando desde sus altavoces consignas abyectas, las togas asintiendo, dando pábulo a la maledicencia de sindicatos del crimen, de conocidos delincuentes cuyas conocidas prácticas oscuras ahora resultan pertinentes. 

   No me da pena Sánchez, quizá obtenga la paz renunciando a su posición, es posible que sea más feliz fuera de la cruenta y sucia lucha política. Su decisión sólo le pertenece a él, pero tiene importantes consecuencias. Si logran subvertir el mandato de las urnas con falacias, no sólo habrán destruido a la persona, habrán pervertido el sistema, habrán anulado la Democracia. No veo tregua en esta batalla, como Netanyahu en Gaza, no tendrán piedad con nada, pretenden aniquilar sin miramientos. 

Y todo pasa, y nada 

que sea nuestro dura. 

Todas las cosas llevan

 dentro de sí su tumba. 

              José Hierro

 

Leer:

¿Quién juzga al juez?

23 septiembre 2018 


TIEMPO DE SILENCIO

lunes, 8 de abril de 2024

   En el tiempo del ruido, del caos, de la mentira, de la hipérbole, de las bombas y los gritos por el hambre, también hay un tiempo de silencio. Silencio para honrar a los muertos, a todos ellos. Un tiempo para el respeto a su memoria silenciosa, para el recuerdo de sus vidas entregadas al trabajo, a sus familias. Es necesario detener el ensordecedor estruendo de la vida para honrar a la muerte, para dejarla hacerse presente y que nos hable: “memento mori”. Para que nos consuele en que no desaparece la vida con el cadáver, sino que pervive en la memoria de los que compartieron su existencia. Por muy anónima que haya sido una vida, por muy aparentemente anodina, toda persona ha construido a su alrededor una red de afectos, un grupo humano de seres queridos que mantendrán en la memoria su paso por el mundo, la huella permanecerá hasta que finalmente el oleaje del tiempo la borre. 

    Sería mucho pedirle al mundo que la hiciera imborrable, si incluso para los genios y los malvados que permanecen en la Historia, su recuerdo no es más que una nota a pie de página que no va unida a ningún afecto. Sólo el amor hace que esa huella rompa el silencio del olvido y haga presente al ausente, la memoria se convierte entonces en una luz que devuelve el hálito y la palabra al muerto y lo hace regresar del Hades como Orfeo. Sólo el amor, y con eso basta. 

   A mi padre que murió esta madrugada.