LA GLOBALIZACIÓN DEL MAL

miércoles, 22 de abril de 2020

     Desde hace años hablamos de la globalización y de las ventajas de este mundo que nos ha tocado vivir donde todo está al alcance de la mano, o de un click. La universalización de la información. Todos conocemos lo que ocurre en cualquier parte del mundo, aunque no sepamos que pasa en casa del vecino. A pesar de que el 90% de la información está, si no manipulada, al menos sesgada, nos creemos informados. Por no hablar de las mentiras. Los fake news se han convertido en actualidad, su tradición viene de lejos. Ni Cesar pasó el Rubicón con un ejército numeroso, el bulo le sirvió para asustar a sus contrarios, ni que Catilina deseaba incendiar Roma cuando fue acusado por Cicerón y acabó muerto por ello. Ahora no se divulgan en los mentideros del mercado público, son el arma de los Big Data. Se pueden destruir reputaciones, aupar caudillos y manipular votos, tienen un sinfín de aplicaciones. 

     Todo está en internet, si no lo sabes, consultas en Wikipedia y pasas por ser el más informado de los mortales. Hemos llenado de información las redes, pero seguimos buscando la que nos conviene y además la encontramos. Si eres de izquierdas puedes encontrar las opiniones de izquierdas que te gustaría haber dado en primera persona y que compartes plenamente. Si eres fascista, ya no tienes por qué esconderte, otros dan la cara por ti, desarrollan tu argumentario públicamente. Si eres homófobo, pederasta, maltratador, puedes encontrar en las redes la justificación a tus actitudes, porque allí está todo. Creamos infinidad de amigos que nos dan sus like y nos unimos a plataformas y opiniones para odiar también de manera masiva a aquellos que no nos gustan.

   Hemos creado supraestructuras nacionales, la OMS, Naciones Unidas, Europa… Todas ellas con una filosofía encomiable, dispuestas a romper fronteras, a fomentar la Hermandad de los Pueblos. Nadie quiere estar sólo en el mundo, ahora el mundo es Global, pero si el planeta está en peligro se necesitan 25 cumbres del Clima para llegar a la más absoluta NADA. No hay compromisos, solamente intenciones, cifras de objetivos que no se alcanzan porque no se tiene voluntad verdadera, sólo fingido buenismo. Europa y la FAO ven como llegan inmigrantes por pura hambre y miseria, pero no emprenden acciones que solucionen los problemas en origen, ni en destino. Sólo palabras grandilocuentes, mensajes de planes futuros que nunca llegan. Cada país, cada Gobierno y casi diría cada ciudadano (salvando honrosas excepciones que no hacen sino confirmar la regla) mira hacia su ombligo, analiza cuanto le cuesta acabar con aquello y vuelve la cabeza porque le entra vértigo. Los países piensan en sus mercados, en sus economías, los gobernantes en sus votos, los ciudadanos en su posición social. Globalizarse está bien, pero sin cambiar lo mío, yo hago lo que puedo, dice nuestra blanqueada conciencia.

   Lo único que hemos sido capaces de compartir ha sido el virus. Esa globalización, moviéndonos arriba y abajo, de este a oeste ha permitido que nos prestemos desinteresadamente la infección. Esta pandemia nos ha unido, todos con mascarilla, un Mundo Nuevo con la adecuada distancia social. Todos reunidos frente al televisor para ver nuestras estadísticas y la de los vecinos. Todos encerrados y atemorizados. La concepción global, con todos los instrumentos de información podría haber servido para advertir a otros del riesgo, para dar la voz de alarma, pero nos pilló mirando el ombligo. Era muy difícil de ver hasta que no estuvo encima. Desde nuestro encierro compartimos con nuestros compatriotas el anhelo de que esto acabe, la tristeza de tanta muerte, la rabia de encontrarnos en esta situación inmerecida, el agradecimiento a la gente que lucha por nosotros (se supone que los gobernantes también luchan por el mismo objetivo, pero nadie les aplaude, si acaso se les hace escarnio público, como si fueran los únicos responsables). Vemos una oposición ensañada en que caiga el Gobierno por su mala gestión, sin aportar más que gasolina para que siga el incendio.

   Ahora hacemos bandera común de esta lucha, todo parece enfocado a un renacimiento solidario. Hacemos héroes a los que hacen su trabajo, como lo hacían antes y no los aplaudíamos, como seguirán haciéndolo después. Creo que es una ilusión pasajera fruto del miedo, cada cual sigue pendiente de su ombligo. Si trasciendes las fronteras a esos espacios de Hermandad ficticios, los que se encuentran mejor no ven claro que tengan que abandonar sus privilegios para ayudar a los que consideran que lo que tienen es fruto de su mala gestión. 

   Vamos a pagar caro esta catástrofe. Estoy seguro que saldremos, pero no mejores, sólo más pobres. La pobreza no puede ser generosa, es egoísta porque sufre. No habrá héroes después, sólo vencidos. Trato de mantener la débil llama de la Esperanza, algún día el Mundo cambiará y sólo una crisis puede hacerlo, pero no todos los días lo creo.

   Cantemos a gritos el Resistiré, aplaudamos con ganas y apretemos los puños. Seremos fuertes y llegará la calma, pero la tan ansiada Justicia Universal, la Solidaridad entre los Pueblos Hermanos seguirá siendo un bonito sueño de la Humanidad.


Wicked game - Daisy Gray

UN AMIGO INVISIBLE

sábado, 11 de abril de 2020

   Este amigo vino de visita, como a veces lo hacen los amigos invisibles, sin llamar ni quedar conmigo. No digo que fue del todo inesperado. Ya sabía que había estado visitando a otros. Lo que no esperaba es que viniera con maletas, como a quedarse. No estaba preparado. Este virus vino vestido de gripe pasajera, pero está siendo una tortura. No hay enemigo pequeño, ya lo sabía. Pero no acabo de creerme este inesperado resultado.

   Dicen que está remitiendo y lo creo, pero ¿cuántos muertos son pocos muertos? Ha sido tan brutal, que las estadísticas las vemos distorsionadas. Una sociedad queriendo llegar al pico de la epidemia, a la meseta, conformándose con un retorno paulatino a la normalidad. Contemplando con horror las cifras ¿Qué será la normalidad después del COVID19? ¿Es verdad que estamos cambiando? Estos días de confinamiento, con tanto tiempo para pensar, para aburrirse, aplaudir, escribir wasaps, citarse en zoom e intercambiar información de la epidemia, ¿nos habrá cambiado el modo de ver el mundo?

   En las noticias ahora han desaparecido los escándalos, parece como que el mundo se hubiera reformado, pero con tanto dolor sólo quieren dejar de hurgar en la herida. Seguramente siguen pasando los mismos despropósitos que abrían antes los telediarios. Esta sinrazón que nos trastorna hace que en las noticias busquen la bondad de las pequeñas cosas, de los gestos solidarios, de las iniciativas generosas. No dudo que lo sucedido nos dará tiempo para pensar. Apreciaremos nuestros tesoros: la salud, la familia, los amigos, el tiempo, el trabajo, … ¿Cuánto tiempo nos durará en nuestra memoria el mensaje recibido? No es la primera pandemia que vive el mundo. Las hubo antes de la Peste Negra, que nos queda tan lejos que sólo parece un sueño propio de la Edad Media. En el siglo XIX las epidemias de cólera, en 1918 la mal llamada gripe española (se originó en Estados Unidos) mató entre 20-40 millones de personas (eso dice la Wikipedia). Y pese a todo esto, nuestro recuerdo está precisamente en la Wikipedia. ¿Cambió el mundo a mejor con esos desastres? La Historia ha acabado por repetirse tantas veces que hace dudar de ello. Nos preparábamos para defendernos de la Guerra. Se armaba el mundo para evitarla,  mientras para mantener la atención en ella se emitían en directo cada uno de los conflictos alimentados por los mercenarios. El rearme nuclear y la Guerra de las Galaxias como horizonte y un simple virus, un microbio invisible, una simple cadena de ARN con envoltura (una de las formas más simples de vida) nos pone en jaque. A nosotros, la especie que se impuso en la Creación, que desafió al propio Creador, que reta al Mundo desestabilizando el ecosistema.

   Nosotros no imaginábamos que podíamos ser desafiados por un ser insignificante, lo de David y Goliat no era más que un cuento de la Biblia. Ahora el miedo nos atenaza y escuchamos las trompetas del Apocalipsis, nos replegamos en nosotros mismos y prometemos ser mejores, hacemos buenos propósitos para reconducir esta sociedad descarriada.

   Solo con imaginar los efectos futuros de esta crisis siento escalofríos. Me doy cuenta de lo necesario de una redistribución de la riqueza. Veo el ejemplo de EEUU (primera potencia mundial) dónde hombres y mujeres no pueden acudir al hospital porque no tienen dinero con que pagarlo y siento verdadera rabia. Ninguna sociedad puede dejar tirados a los suyos. Nosotros nos miramos el ombligo por nuestra Sanidad, pero tras la crisis no se necesitarán hospitales, se necesitará trabajo, ayuda para salir del pozo a miles de familias que agotaron sus recursos en esta pandemia.

   Me pregunto si nos quedará memoria para acordarnos de que, si no salimos juntos, no nos haremos inmunes a las pandemias futuras. ¿A qué estaremos dispuestos a renunciar para equilibrar la balanza?

   Entre tanto pasa la tormenta, tratemos de defender la alegría para volver a Ser en un mundo nuevo, hagamos crecer la esperanza de renacer puros, reguemos la bondad que poseemos para que sea el motor del cambio.

   Hagamos caso a los poetas, no confiemos en la política.

DEFENDER LA ALEGRIA 
Defender la alegría como una trinchera
Defenderla del escándalo y la rutina
De la miseria y los miserables
De las ausencias transitorias
Y las definitivas
Defender la alegría como un principio
Defenderla del pasmo y las pesadillas
De los neutrales y de los neutrones
De las dulces infamias
Y los graves diagnósticos
Defender la alegría como una bandera
Defenderla del rayo y la melancolía
De los ingenuos y de los canallas
De la retórica y los paros cardiacos
De las endemias y las academias
Defender la alegría como un destino
Defenderla del fuego y de los bomberos
De los suicidas y los homicidas
De las vacaciones y del agobio
De la obligación de estar alegres
Defender la alegría como una certeza
Defenderla del óxido y la roña
De la famosa pátina del tiempo
Del relente y del oportunismo
De los proxenetas de la risa
Defender la alegría como un derecho
Defenderla de dios y del invierno
De las mayúsculas y de la muerte
De los apellidos y las lástimas
Del azar y también de la alegría

                         MARIO BENEDETTI



Iyeoka.Symply Falling