HUMANITAS

sábado, 28 de octubre de 2023

   La humanidad pretende distinguirnos de la vida salvaje. Tan salvaje como las acciones perpetradas por Hamas el 7 de octubre, tanto como los humanicidios que se cometen a diario sin justificación. La cualidad de humanos debería convertirnos en seres bondadosos, empáticos con nuestros congéneres. Lejos de ello parecemos animales que han ido vertiendo la sangre de sus hermanos desde el comienzo de la Historia. Quizá el término ha sido mal entendido, quizá como su significado nos lo hemos dado a nosotros mismos, le dimos un sentido amable. La realidad es otra y los telediarios se empeñan en restregárnosla por la cara. Los líderes mundiales permiten la perversión de los conceptos que acuñaron en mayúsculas. Derechos Humanos, delitos contra la Humanidad han perdido su grandilocuencia, se han convertido en una mala coletilla que sólo sirve para hilvanar discursos baldíos. La Civilización y la Cultura, tan humanas, que serían las potenciales diferencias con los animales salvajes han caído en la fosa séptica del poder y el dinero. 

   La inmigración es un problema, pero no puede tratarse como la invasión de los bárbaros. Si no somos capaces de empatizar con esas gentes que se juegan la vida en unas condiciones inhumanas. Si no buscamos soluciones que nos honren como humanos, no merecemos la calificación de civilizados. Cuando escucho los discursos que tratan de deshumanizar a los inmigrantes, de convertirlos en salvajes, buscando aterrorizar a la población por su presencia, siento que el verdadero peligro está dentro de nuestras fronteras. Los fascismos siempre apelan a la Libertad y al miedo al otro como medio para eliminarlo. No podemos confundir qué somos, no podemos dejarnos arrastrar a ese lodo. 

   El mundo se volvió contra Putin y su salvaje ocupación de Ucrania. Los crímenes cometidos en esa guerra han sido aireados, comentados y repudiados sin oposición. Hemos subvencionado en nombre de la Libertad y la Justicia, la resistencia ucraniana. Podría decirse que está bien. No es menos cierto que mientras el foco estaba en Ucrania gran parte del tercer mundo olía a podrido sin que hiciéramos el más mínimo gesto de asco. 

   Cada día retransmiten el horror de Gaza y vamos poco a poco perdiendo la sensibilidad. Acaso no es patente que el gobierno israelí está cometiendo crímenes de guerra al bombardear la población civil. Cuántas vidas de niños palestinos serán suficientes para vengar lo sucedido a manos de los terroristas de Hamas. El cierre de las fronteras de Palestina, el cerco inhumano a que someten a esa población, obligada a migrar hacia el sur, sin rumbo seguro porque las bombas siguen atacando todo el territorio, todo tipo de instalaciones, incluso hospitales. No quiero pensar en lo que nos queda por ver. No sólo es aberrante, inhumano, salvaje, es terrorismo de estado, un genocidio en toda regla, un exterminio por razones políticas, étnicas, religiosas y sobre todo económicas, es un atentado contra la Razón y la Humanidad. Nos interpela como seres humanos, no bastan las tibias declaraciones contra Netanyahu y su gobierno fascista. Los judíos no son responsables de esta barbarie, como los palestinos no lo son de los crímenes de Hamas. Ambos responsables, Hamas y el gobierno israelí deben pagar por sus crímenes. Sostener un gobierno criminal que apela a la escalada en la violencia nunca puede llevar a la paz. 

   Los muertos no permiten que haya paz mas que en los cementerios. 

EL NAÁN y JUAN PERRO - LENGUA NEGRA

LA EDAD DE LA INOCENCIA

viernes, 20 de octubre de 2023

   Cómo no desear volver a esa edad donde el año 2000 parecía un futuro magnífico, con coches voladores e inimaginables avances. Aquel tiempo donde palabras como genocidio, delito de lesa humanidad, verdugo, eran sonidos cacofónicos y extraños. Que placer dejarse llevar por el dulce curso del rio de la vida, sin cargas del pasado, con sueños futuros esperanzadores, con un presente en tonos pastel. Dónde quedaron todos aquellos arcoíris, en qué se han convertido los olores a pan recién hecho y a colonia. 

   Cómo explicar aquellos sueños a quien nunca tuvo una edad de la inocencia. A quién nació en medio de la guerra, del hambre, del conflicto de otros, cuyas bombas matan a sus amigos, mutilan a sus compañeros. Quién pedirá perdón por haber robado esas ilusiones que no llegaron a hacerse presentes. Qué político, qué mandatario, qué líder entonará el mea culpa y redimirá su pena con paz, con amor en sus palabras. Nadie. Nadie hará tal cosa. Ahora lo sé, porque he perdido, he malogrado mi inocencia y finalmente he aprendido que el mundo es atroz. No sólo por los desastres del Antropoceno. La crisis climática, la muerte de la biodiversidad me causan preocupación por mis hijos y mi nieta, tristeza por el planeta, pero no es comparable con el dolor, la impotencia y la angustia que me produce la muerte violenta de tantos seres humanos, de niños, de inocentes que ajenos a toda culpa, sufren la irracionalidad del fanatismo y la miseria. No puedo imaginar el sufrimiento de sus padres, impotentes ante esa barbarie, ni de sus familiares. No imagino la negrura del corazón de alguien que pueda alegrarse de sus muertes o enriquecerse con su pobreza. 

   Sentados ante nuestros ordenadores hemos perdido la inocencia y algo más, la rebeldía, y eso entristece tanto como la prisa del mundo con acabar con los vulnerables. Estamos al borde de la extinción como especie por nuestro desprecio por el Hombre. Espero que aquellos que ordenan las muertes de niños, mueran ahogados en su dinero, en su petróleo, en su propio egoísmo. Desde mi condición de culpable no me inspiran piedad, sólo desprecio por matar la inocencia. 

   África, Ucrania, Gaza y la diversa maldad esparcida por el planeta me encoge el corazón y lamento no poder por un momento volver a la edad de mi inocencia.

Natalia Lafourcade - Que La Vida Vale

PARADOJAS

domingo, 15 de octubre de 2023

   “Las paradojas son el camino de la verdad. Para poner a prueba la realidad debemos verla sobre la cuerda floja. Cuando las verdades se convierten en acróbatas, podemos juzgarlas” del retrato de Dorian Gray. 

   El mundo se sintió mejor cuando restableció el honor mancillado por la barbarie a un pueblo. Quien puede dudar que el pueblo judío maltratado, no sólo por el nacismo si no mucho antes por Leyes y Reyes, mereciera una tierra prometida, un lugar donde lamer sus heridas que fueron profundas y siniestras. Pensaron quizá que como mansos corderos se asentarían y pastarían en paz. Nadie podía creer que los corderos se convertirían en lobos y acecharían a sus vecinos hasta dejarlos encerrados en un redil mugriento. La paradoja, la contradicción sobre la lógica, no sólo surge en la transformación del sometido en verdugo, ocurre también en la normalización de esa circunstancia por Occidente. Los apoyos a la actitud irracional e inhumana de los que fueron humillados traduce una verdad, la culpa. El mundo asumió la culpa por haber permitido un castigo degradante e injusto, creyó que su apoyo incuestionable a la víctima lo eximía del pecado. Los palestinos son también víctimas del Holocausto nazi, porque para expiar el pecado de haberlo permitido, Europa instaló a los judios en su territorio y estos se han apropiado del mismo aplicando políticas de limpieza étnica y apartheid, con el silencio complice del mundo.

   Pero la paradoja plantea una nueva cuestión Hace apenas un año, la invasión de Putin sobre Ucrania provocó una ola de solidaridad sin precedentes, abrimos nuestras fronteras, acogimos a los refugiados, les dimos estatus de ciudadanos vulnerables, asumimos los perjuicios de la guerra para nuestras economías a cambio de la dignidad de estar en el lado justo, en bien de la democracia, de la libertad. Ahora la ocupación de Palestina (perpetrada desde hace años) no levanta más que voces aisladas, más o menos airadas, pero las fronteras siguen cerradas y sus ciudadanos expuestos a la muerte y la miseria. Contemplamos el hundimiento vergonzoso de nuestros principios de humanismo sin acciones eficaces para evitarla. Somos conscientes del atentado contra el derecho internacional, de los crímenes de guerra, con la única excusa del terrorismo por la acción de Hamas (como si la política aplicada previamente sobre estos territorios no faltara a los principios de los Derechos Humanos). Tras esta nueva paradoja se esconde otra verdad, la verdadera razón por el que ocurren los acontecimientos  y su permisividad, es la pobreza. 

   Son pobres y queremos expiar nuestra antigua culpa, no tendrán pues salvación, están condenados. Después recaerá de nuevo la culpa sobre nuestras cabezas y el círculo volverá a cerrar la Historia. Cuántos niños necesitan morir para llamarlo Holocausto.

Es Amarga la Verdad - Paco Ibañez


POLVO EN EL VIENTO

lunes, 2 de octubre de 2023

   Pasarán los discursos políticos y las declaraciones cruzadas, todo quedará olvidado como polvo en el viento. Las mentiras, las acusaciones, todos los insultos y los halagos interesados, todo quedará suspendido en el aire resonando quizá sólo en los ecos mediáticos. Verba volant. Las palabras, testigos de las ideas quedarán apagadas, mudas, serán pasto del tiempo implacable. Aquellas que en su momento pasaron inadvertidas, las que levantaron polvaredas, las que encendieron los ánimos y provocaron a los violentos, las que dulcificaron una afrenta, todas sucumbirán al silencio. Ni las bravatas de los más osados, ni los discursos falaces o las comparecencias protocolarias dejarán testimonio duradero, como lágrimas en la lluvia quedarán convertidas en papel mojado. 

   Vivimos intensamente las arengas de los líderes como si fueran a marcar el destino del mundo, pero en realidad no aportan más que ruido en la música de nuestras vidas. No digo que no deba importarnos, no estoy tratando de escapar de la necesidad de estar presente en el presente, pero al fin todos esos alegatos, son tan estériles como nuestras peroratas (nuestras pajas mentales). Dejemos que hablen, que se insulten mientras apuramos a pequeños sorbos la copa de vino que la vida nos ofrece. Que su rabia no sea calima en nuestra mente. Son tan vulnerables como nosotros, no son dioses, no son demonios, son atrezzo de nuestra existencia. 

Por más que griten, no dejan de ser polvo en el viento.

Kansas - Dust In The Wind