Entristece ver como los medios condicionan nuestra actitud frente a la esencia del concepto de moral. Dependiendo del ruido, hacen mover nuestro criterio y dudamos de nuestras convicciones. Tantos son los voceros de la ética, tantos los sermoneadores profesionales, que nos vemos sometidos al inevitable bombardeo de opiniones y “contraopiniones” que acaban por confundirnos. ¿A qué le llamamos moral o amoral?
La exposición pública de esculturas basadas en grabados griegos con imágenes eróticas, son amorales para algunos (el Foro de la Familia pide su retirada porque pueden suponer un riesgo para los niños), para otros en cambio no es más que arte. Visité hace unas semanas la exposición de Antonio Miró, alcoyano (casi paisano mío), en la Base de la Marina Real de Valencia. Lo hice gracias a la polémica que suscitó su exposición, como respuesta. No puedo entender que unas imágenes o esculturas se consideren amorales cuando permitimos los contenidos de algunos programas de televisión (léase gran hermano, sálvame de luxe, firts dates…), menos educativos y educados, con total naturalidad. Personajes que aparecen en televisión, convertidos en estrellas mediáticas, que no aportan más que valores decadentes y no ayudan a la formación de nuestros hijos entran en los hogares con absoluta impunidad. No hay que prohibirlos (eso les daría todavía más audiencia), habría que hacerlos innecesarios a través de la cultura crítica.
Tenemos cada vez más ejemplos de las campañas de “información” que tratan de dirigir nuestra moral, decirnos que está bien y que está mal. En los últimos tiempos se ha dado un paso más judicializando la opinión, la libertad de expresión. Hemos elevado a delitos tuits sobre la muerte de Carrero Blanco que su propia nieta calificó como atentado a la libertad de expresión considerarlo delito. No veo que se emprendan acciones legales con los numerosos tuits de Trump (algunos de considerable mal gusto) o de algún que otro político nuestro. Los casos de Casandra, los titiriteros, el chico que sustituyo la cara de cristo por su imagen, lo de Dani Mateo con el Valle de los Caídos o la bandera… (delitos de terrorismo, contra el honor, contra el sentimiento religioso, contra los símbolos patrios… ¿Qué estamos diciendo?) Valtonic me parece que tiene unas letras a mi gusto ofensivas (no lo había escuchado en mi vida), pero de ahí a encerrarlo en la cárcel por decir algo inconveniente, maleducado, irreverente, ofensivo... Las cárceles no darían abasto si todo lo que hemos escuchado en las grabaciones que ahora abundan en televisión lo midiéramos con idéntico rasero. En el parlamento hemos presenciado que se falte a la verdad, espectáculos bochornosos, insultos y descalificaciones ofensivas para los que somos sus representados. No he oído a nadie plantear un delito contra el honor para quien llame golpista al presidente del gobierno o a un independentista si no puede probarlo, o que se les llame fascista a un militante de la derecha. No todo vale y sin embargo en esos foros se permite como prueba del respeto a la libertad de expresión.
Y así debe ser.
Educar no es adoctrinar. Ser capaces de escuchar todas las opiniones y tener herramientas para crear una opinión propia. Criticar lo que esté en desacuerdo con nuestro criterio, con "educación", como nos enseñaron nuestros padres.
El insulto es el argumento de los incapaces