L' AMORAL

sábado, 24 de noviembre de 2018

   Entristece ver como los medios condicionan nuestra actitud frente a la esencia del concepto de moral. Dependiendo del ruido, hacen mover nuestro criterio y dudamos de nuestras convicciones. Tantos son los voceros de la ética, tantos los sermoneadores profesionales, que nos vemos sometidos al inevitable bombardeo de opiniones y “contraopiniones” que acaban por confundirnos. ¿A qué le llamamos moral o amoral?

   La exposición pública de esculturas basadas en grabados griegos con imágenes eróticas, son amorales para algunos (el Foro de la Familia pide su retirada porque pueden suponer un riesgo para los niños), para otros en cambio no es más que arte. Visité hace unas semanas la exposición de Antonio Miró, alcoyano (casi paisano mío), en la Base de la Marina Real de Valencia. Lo hice gracias a la polémica que suscitó su exposición, como respuesta. No puedo entender que unas imágenes o esculturas se consideren amorales cuando permitimos los contenidos de algunos programas de televisión (léase gran hermano, sálvame de luxe, firts dates…), menos educativos y educados, con total naturalidad. Personajes que aparecen en televisión, convertidos en estrellas mediáticas, que no aportan más que valores decadentes y no ayudan a la formación de nuestros hijos entran en los hogares con absoluta impunidad. No hay que prohibirlos (eso les daría todavía más audiencia), habría que hacerlos innecesarios a través de la cultura crítica.

   Tenemos cada vez más ejemplos de las campañas de “información” que tratan de dirigir nuestra moral, decirnos que está bien y que está mal. En los últimos tiempos se ha dado un paso más judicializando la opinión, la libertad de expresión. Hemos elevado a delitos tuits sobre la muerte de Carrero Blanco que su propia nieta calificó como atentado a la libertad de expresión considerarlo delito. No veo que se emprendan acciones legales con los numerosos tuits de Trump (algunos de considerable mal gusto) o de algún que otro político nuestro. Los casos de Casandra, los titiriteros, el chico que sustituyo la cara de cristo por su imagen, lo de Dani Mateo con el Valle de los Caídos o la bandera… (delitos de terrorismo, contra el honor, contra el sentimiento religioso, contra los símbolos patrios… ¿Qué estamos diciendo?) Valtonic me parece que tiene unas letras a mi gusto ofensivas (no lo había escuchado en mi vida), pero de ahí a encerrarlo en la cárcel por decir algo inconveniente, maleducado, irreverente, ofensivo... Las cárceles no darían abasto si todo lo que hemos escuchado en las grabaciones que ahora abundan en televisión lo midiéramos con idéntico rasero. En el parlamento hemos presenciado que se falte a la verdad, espectáculos bochornosos, insultos y descalificaciones ofensivas para los que somos sus representados. No he oído a nadie plantear un delito contra el honor para quien llame golpista al presidente del gobierno o a un independentista si no puede probarlo, o que se les llame fascista a un militante de la derecha. No todo vale y sin embargo en esos foros se permite como prueba del respeto a la libertad de expresión.

Y así debe ser.

Educar no es adoctrinar. Ser capaces de escuchar todas las opiniones y tener herramientas para crear una opinión propia. Criticar lo que esté en desacuerdo con nuestro criterio, con "educación", como nos enseñaron nuestros padres.

El insulto es el argumento de los incapaces




JUNTÁRONSE LOS RATONES PARA LIBRARSE DEL GATO...

sábado, 10 de noviembre de 2018

   Juntáronse los magistrados, con sus togas, sus grandes medallones y las puñetas blancas de sus mangas para deliberar sobre el impuesto hipotecario. Se reunieron en asamblea, en un salón que supongo lleno de legajos de sentencias previas que sentaban jurisprudencia. El gran Tribunal Supremo, la cúspide del poder judicial. Eruditos, eméritos, Grandes Hombres (sin mujeres, como un cónclave seglar) reunidos, sosteniendo el peso de la Ley en sus manos. Su palabra crea el precepto, inapelable, infalible, imparcial, insondable y ahora ya, insostenible. Tras largas horas de discusión, que intuyo sembrada de alegatos, de referencias judiciales, de antecedentes históricos y razones que para el resto de la sociedad están lejos de ser entendidas, alumbran una verdad. La insoportable realidad de su humana condición. La certeza de que aquellos que habíamos tomado por los adalides de la Justicia, no son más que simples mortales sometidos a la banalidad de los comunes. Capaces de decir lo uno y lo contrario según el Credo que se les aplique. Capaces incluso de la contradicción a sí mismos, la enmienda de lo que previamente se dio por firme, sin mostrar más rubor que el que pueda producir el “Qué dirán”. Aquellos Primados (primus inter pares) nos dejaron el vacío de la decepción. Su asamblea no es más que la asamblea de los ratones, donde a la hora de poner el cascabel al "gato bancario" escurren el bulto. Lo anuncian con fingida elegancia y aires de haber tomado aquella sabia resolución basándose en las mismas leyes que poco antes les habían llevado a apuntar en dirección contraria. ¿Qué nos queda a los ciudadanos? La voz.

   Ahora cuando pienso en Tribunal Supremo, me viene a la cabeza que el adjetivo sirve tanto para el tribunal como para el Turrón Supremo (será porque viene la Navidad).


JUNTÁRONSE LOS RATONES
PARA LIBRARSE DEL GATO;
Y DESPUÉS DE LARGO RATO
DE DISPUTAS Y OPINIONES,
DIJERON QUE ACERTARÍAN
EN PONERLE UN CASCABEL,
QUE ANDANDO EL GATO CON ÉL,
LIBRARSE MEJOR PODRÍAN.
SALIÓ UN RATÓN BARBICANO,
COLILARGO, HOCIQUIRROMO
Y ENCRESPANDO EL GRUESO LOMO,
DIJO AL SENADO ROMANO,
DESPUÉS DE HABLAR CULTO UN RATO:
- ¿QUIÉN DE TODOS HA DE SER
EL QUE SE ATREVA A PONER
ESE CASCABEL AL GATO?
                                   (LOPE DE VEGA)


APOLOGIA DE LA PEREZA

sábado, 3 de noviembre de 2018

   Reivindico la pereza, es una forma de supervivencia. Abrir los ojos cada mañana para ver lo que hay en el mundo me produce hastío. Me dejo vencer por la apatía cuando trato de levantarme. Me quedo un rato más en la cama, cubierto por las sábanas y las plumas del edredón, caliente, lejos todavía de un loco día que vendrá sin poder evitarlo. Allí me sumerjo por un momento infinito en mis sueños, pienso lo qué podría escribir para levantar el ánimo, no se me ocurre nada. Me asomo a las posibilidades y desisto pronto. No soy capaz de volver a escuchar a Aznar o Casado hablando de España, con su título de propiedad en la mano. No resisto elegir entre rebelión o sedición, entre Villarejo o “el lute”, entre el Valle de los Caídos o la Almudena. No vale la pena. ¿Para qué tanto esfuerzo baldío si al final lo que ocurre no depende de mi voluntad o de mi llanto? Las guerras interesadas siguen su curso, imparables. Mueren inocentes en cada esquina de los noticiarios, asesinan a hombres y mujeres por razones espurias, siguen caminando los migrantes pese a mis lamentos, pese a los insultos que lanzo al aire contra Trump.

   Nada es más confortable que la pereza. Ese dulce placer de mecerse en la parálisis, dejarse llevar ingrávido por la vida, sin esfuerzo, acompañando al viento o flotando en la nada. Invoco a los hados para que me conjuren como en los cuentos, quiero cien años de sueño. Como los muertos criogenizados que esperan que la ciencia los reviva. Así dormido y ausente esperar que el mundo se arregle y poder despertar mirando sin temor lo que el día depara. Entonces sin miedo asomarse a las noticias y no encontrar los cadáveres de costumbre. Es posible que mañana tenga fuerzas, pero hoy prefiero no escuchar las procacidades y la bazofia que se vende en la política, prefiero no ver las imágenes que revuelven conciencias, la mía ya está revuelta desde hace tiempo. Taparme los oídos y los ojos no basta, por eso prefiero el aletargamiento que produce la pereza. Me emborracho de su vino que adormece el sentimiento y hace que el mundo desaparezca por un momento.

Lástima que sólo pueda permitirme el lujo de pequeños instantes de pereza. Son como chispas de colores en el oscuro pozo de la cotidianidad.

EXPLAIN THE NIGTH. NOA