FRANCAMENTE

domingo, 26 de agosto de 2018

     A ver si lo he entendido. Parece que existe un acuerdo general en que el General, fue un dictador. Lo dice incluso la derecha, aunque con la boca pequeña. Cabría añadirle más títulos a tan renombrado personaje, cada cual que escoja los suyos.

     A mi pobre entender, Franco no rescató a España de las hordas rojas. Dio un Golpe de Estado militar e implantó un sistema de gobierno basado en la persecución de la discrepancia. No sé si es la manera de hacer de España, Una, Grande y Libre. El oscurantismo del Régimen nos excluyó de Europa. Nos han mirado durante mucho tiempo con la desconfianza que producen los pobres (la aporofobia con que nos permitimos ahora mirar a otros pueblos). El Nacionalcatolicismo no nos dejó mirar por la ventana hasta avanzados los años 60. La cultura era subversiva, supervisada y tutelada, adicta al régimen, exclusiva. Fuimos un país de incultos (lo he dicho a propósito en pasado porque pese a que a veces cuesta creerlo somos un país de gente culta), fuimos la Reserva de Occidente para los de dentro y el Medievo para una Europa que en los 60 estallaba en gritos por la libertad y el cambio cultural. Mantuvimos contra corriente la esencia rancia de una ideología oscura. La democracia nos sacó del agujero negro en que nos metió Franco.

     No sé si era urgente, pero de verdad ¿se necesitan 40 años para devolver al dictador a su familia? Los creyentes del Credo franquista pueden rezarle en privado, pero no cabe en la lógica que desde lo institucional de un país democrático se pongan flores a diario en la tumba de un golpista, ni que el Estado mantenga un santuario para homenajearlo. Por respeto a quienes fueron sus víctimas, ahora que hemos aprendido la importancia de la Memoria, allá los muertos entierren como Dios manda a los muertos y que a los vivos nos dejen vivir en Paz.


Gabriel Celeya. España en marcha
Paco Ibáñez

NADA QUE DECIR

jueves, 2 de agosto de 2018

Nada que decir, sólo esperar que la vida se te ofrezca. Los presentes que traiga en la mano serán recibidos con alivio, aun temiendo que esconda algún engaño en su manga. Sacar provecho de cada buen momento, hacer que cualquier momento parezca bueno. Carpe Diem, aprovecha el tiempo. Vívelo profundamente, porque cada segundo que acaba te acerca a un futuro ignoto. Sácale partido a la vida con premeditación y alevosía, con empeño. Acepta sus ofrendas, nunca te sientas del todo satisfecho, pero no le reclames justicia. No entiende de dar a todos por igual, ella administra sin miramiento. Recoge lo que te corresponde y vívelo.

Estamos aquí en Coquimbo, en la avenida J.J. Pérez, cerca de La Cantera. Nadie nos dijo nunca que sería así, que pasaríamos tranquilamente la mañana esperando un pequeño regalo del día. Que nos visitaran con la niña, compartir la comida con ellos, tenerla un rato viéndola reír, hacer gestos que nos parecen fantásticos, llorando, moviéndola para que se consuele y por fin dormida llevarla de nuevo a casa. Diez días sin hacer otra cosa que esperar esos momentos. Nada que decir, salvo que pasaría el mes entero en esta armonía imperfecta.

Está todo dicho, ojalá el próximo año sea lo mismo, o mejor, que podamos tenerlos en casa, para no necesitar esperarlos.

Rodrigo Leao. Carpe Diem