¿QUÉ LES PASA CON LOS NIÑOS?

lunes, 15 de julio de 2024

   Una vez el Papa dijo, cuando la pederastia era el pecado nefando de la Iglesia: “A los pibes ni tocarlos, porque los niños son sagrados". Eso que parece tan elemental para cualquier persona, es sin embargo un asunto pendiente de nuestro mundo. No es ya la desnutrición y la miseria, las enfermedades, una mortalidad tan deshumanizada para un primer mundo cuya mayor epidemia es la obesidad. Las guerras que no son fruto de desastres naturales sino catástrofes cuyos únicos responsables son los malos gobiernos y la ambición. 

    Aunque no todas las muertes de niños son tratadas de la misma manera. En Ucrania la salvajada de la guerra ha provocado la muerte de alrededor de quinientos niños, otros han sido secuestrados por el gobierno ruso y quien sabe que barbaridades pueden hacer las mafias que no tienen moral. Nos parecía tan atroz esa guerra que acojimos alrededor de 200.000 niños con sus madres, nos honra esta acción. Sin embargo, resulta chocante que en los nueve meses que lleva Israel masacrando la población gazatí con casi 40.000 muertos mas de 10.000 niños, nuestros gobiernos no sean capaces de levantar la voz y denunciar al gobierno israelí, imponiéndole sanciones, llamando genocidio lo que es una matanza sin piedad. Los niños se convierten en cifras que no paran de crecer y no mueven ni conmueven las conciencias de los gobernantes para no perjudicar la geopolítica, al parecer, mucho más importante que los niños. 

   En nuestro país 6.000 niños crean una crisis migratoria. ¿En serio que somos capaces de acoger más de 200.000 ucranianos (también lo hicimos con los afganos hasta que los telediarios dejaron de hablar de ellos) y dar amparo a esos menores resulta un problema tan grave? No es sólo el hecho de la falacia en sí, en una ciudad como Madrid con más de 4,5 millones de habitantes, 500 niños serían un problema menor que mantener el Zendal. 

    Que después de reuniones al más alto nivel con las comunidades accedan a repartir 347 niños, me parece tan ridículo que no lo soporto. Sabiendo además que el año anterior tampoco se cumplieron los “cupos” del reparto. Me ofende esta falta de solidaridad, no ya únicamente por convertir una obligación moral en un problema de Estado, sino por el lenguaje utilizado. Nombrar a los niños como MENAs, asimilar su presencia con la delincuencia y el terror, es tan despreciable que me espanta quien lo pronuncia. Sugerir siquiera que debemos de mandar a la Armada a hundir pateras, defendiendo las fronteras, como si la invasión bárbara estuviera a las puertas de nuestras murallas, es de cerebros medievales, de mentes retorcidas, de gentes sin ningún escrúpulo ni moral. La aceptación del reparto provoca una crisis en Vox y me entra la risa, es un esperpento que quieran mantener 6000 niños en condiciones inhumanas para diferenciarse de su socio. Lo del PP me deja sin aliento, unos días son MENAs y enviamos fragatas y otros dicen no renunciar a sus principios. Estaría bien saber si en sus principios entra dar solución a un problema que afecta a menores, sobre todo en una comunidad donde ellos mismos forman parte del gobierno. 

   Los niños son nuestra esperanza, España tiene una tasa de crecimiento negativa, la peor natalidad de Europa, la edad media del primer hijo en las mujeres es de 32,5 años, hay 7000 partos menos cada año y eso contando que nuestra natalidad mantiene tasas gracias al nacimiento de hijos de mujeres inmigrantes. ¿Qué nos pasa? ¿De verdad no lo vemos? Si no vienen niños, los enseñamos, los hacemos crecer en nuestro país y les damos un trabajo, nos perderemos el futuro, estaremos condenados a desparecer.

   Es fácil gritar en el partido de Inglaterra-España : “Yo soy español, español… “ cuando marca el gol el hijo de un inmigrante, y un menor como Lamin Yamal se convierte en un astro del balón. Él si nos representa, pero los otros no, porque todavía no saben jugar bien al futbol, pero quizá nos estemos perdiendo un filósofo, un científico, una mente brillante que nos saque de nuestra imbecilidad y de nuestro pobre futuro si nos quedamos sin niños.