LOS DIEZ MANDAMIENTOS

viernes, 4 de febrero de 2022

   Honestamente he tenido que consultar la lista de los mandamientos y su orden para no cometer errores. Desde hace tiempo no los recito, desde hace mucho tiempo pienso que la mayoría de ellos, no necesitan ser mandamientos, son normas de conducta tan elementales que podrían ser compartidos por todas las religiones. La Santa Madre Iglesia, la Católica Apostólica y Romana, los hizo suyos. 

    Quiero expresar primero, que en absoluto es Iglesia únicamente la curia pontificia. No lo son sólo los curas, pederastas o no, las monjas malvadas o santas, no lo son los devotos fieles que van a misa. La Iglesia somos todos los que por una u otra razón compartimos algunas de las creencias impartidas en nombre de Jesucristo. Cristiano es en realidad aceptar aquellas normas como principio de vida. Sin necesidad de Credos, ni Fe ciega en misterios imposibles. 

   Lo que quiero escribir si que va dirigido a esa iglesia (en minúscula) que representa la Jerarquía eclesiástica. 

   ¿Cuántos mandamientos han incumplido estos padres de la iglesia? 

   han atentado contra el primer mandamiento, amar a Dios sobre todas las cosas es dedicar el amor a los hombres y mujeres, despreciar los bienes materiales y vivir una vida espiritual, que sea a la vez entrega y ejemplo. Yo conozco a gente dentro de la Iglesia así. Ninguno llegó a obispo, menos a cardenal.  Lo incumplen esos que se escudan en Dios para ejercer el poder de forma inicua, para aprovechar su posición y la confianza de los creyentes. Ellos y quienes los protegen, toman el nombre de Dios en vano faltando al segundo de los mandamientos, lo ensucian. Santifican las fiestas y seguramente honran a su padre y a su madre, no muchos incumplen el 5º de no matarás, pero del 6º al 10º su Fe hace aguas por todos lados. 

   El 6º no cometerás actos impuros y el 9º no consentirás pensamientos ni deseos impuros. Qué impúdico pretender ocultar el daño causado a miles de niños y niñas. Nadie se puede permitir agredir a un niño sin que parezca un ser malvado. Bajo las sotanas escondieron su condición humana, pero dañando lo más sagrado, que no es la ostia consagrada, si no la inocencia. Nunca podrán ser perdonados y arderán en su infierno. Los que los encubrieron, los que permitieron que esa infamia perdurara en el tiempo, también llevarán la mancha del pecado. Los que ahora pretenden zanjar el asunto con un perdón de boquilla, no pueden engañar ya a nadie, son colaboradores del terror causado. He oído decir a un obispo que todos llegamos tarde, la iglesia, la sociedad, las familias. No se puede ser más indigno que pretender repartir las culpas de ese pecado horrendo. Quien desde el púlpito dice que los niños a veces son provocadores (otro espécimen de la Santa Madre Iglesia) debería caer fulminado por blasfemo. Cuando veo la Iglesia alemana o la francesa abriendo investigaciones, vendiendo patrimonio para resarcir en parte a las víctimas, entonces me ofende ver y escuchar a la Conferencia Episcopal Española. Me produce verdadera nausea y vergüenza. 

   El 7º no robarás y el 10º no codiciarás bienes ajenos. No sé cómo se pueden calificar 35.000 inmatriculaciones de bienes ajenos. ¿Tan difícil de entender es que no se puede pretender pagar unos pocos euros por la Mezquita de Córdoba? resulta tan irrisorio que el bochorno es monumental. Confiscar iglesias, cementerios, casas parroquiales, campos, garajes, colegios, muchos de ellos sufragados o construidos por la buena gente de los pueblos, es robar. Vender los bienes inmatriculados para hacer caja, dejar de pagar impuestos por negocios vinculados a la Iglesia pero que nada tienen que ver con la religión, es robar. Acabó el tiempo de la Iglesia-Estado que era el nacional catolicismo y su oscura doctrina. Es el momento de cambiar la relación con la Iglesia. Los creyentes deben mantener sus respectivos credos. No se debe recaudar a través del Estado. La misión de las iglesias es pastoral y de enseñanza. No pueden cobrar diezmos, deben adaptarse al siglo XXI y dejar de regirse por privilegios y prebendas de tiempos remotos. 

   No dirás falsos testimonios ni mentirás, era mi pecado favorito cuando confesaba cada fin de semana. Sirve tanto para un roto como para un descosido, puede ser venial o mortal. Cuando los contaba en el confesionario no merecía más de dos o tres padrenuestros. Pero mentir, falsear, esconder, los delitos anteriores dan categoría de pecado mortal a su acto. 

   La Religión Católica está basada en el perdón. Pero el perdón no se obtiene con palabras vacías, si no con actos. Así me lo enseñaron a mí: examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de enmienda y cumplir la penitencia. Aún les queda largo trecho a estos Padres de la Iglesia, escondidos detrás de la sombra de Dios, para obtener el perdón. 

   Ojalá el Espíritu Santo o la Ley del Estado, nos proteja de sus desmanes. 

   Amén.

         Juárez - La historia interminable (Motu Live Sessions)