EL PAPA PUEDE CANTAR MISA EN LATÍN

domingo, 12 de diciembre de 2021

   Que el Papa desde Lesbos denuncie el hundimiento moral de la sociedad al permitir que el Mediterráneo se convierta en un mar de muertos entra dentro de lo imaginable. Únicamente predica lo que constituye la base genética del cristianismo, el amor a los demás. No es que esté legitimado a denunciarlo, es que está obligado a ello. Tampoco me sorprende que esto levante polémica, hay quien piensa que desde su posición no debiera tomar parte en el problema, como si su obligación fuera ser neutral con los gobiernos que incumplen repetidamente sus promesas. Esos católicos, ultra católicos, hombres de bien, obedientes de la Fe, practicantes del rito, parecen los más disgustados con sus comentarios. Los más atrevidos lo tachan de “progre”. Si el Papa se reúne privadamente con la ministra de Trabajo para hablar de temas sociales, eso es una cumbre comunista. Muchos de ellos acuden a diario a misa y golpean fuerte su pecho, dicen cumplir los mandamientos, no sé por qué les alarma que el Papa quiera proteger a los débiles. ¿Quién se acuerda de Aylan Kurdi el niño muerto en la playa?, ocupó portadas durante días, dicen que removió conciencias. Noventa y nueve niños muertos en nuestro mar en 2021. ¿Dónde están las conciencias? Cuando Francisco I dice que nuestras sociedades han naufragado moralmente, no está más que predicando su Fe. Los migrantes no son una cuestión de caridad, son un asunto de humanidad, de justicia. Nuestro continente envejece y rechazamos los que vienen para salvarse de la miseria y pueden salvarnos del colapso. Quien utiliza los MENA como si fuera un insulto, trata de desvirtuar la palabra, convertirla en un arma. Como cuando llamaron rojos a los republicanos y el mero hecho de pertenecer a ese colectivo directamente mereciera el desprecio. Esos mismos que dicen ser los salvaguardas de la cristiandad, los que exhiben cruces, vomitan insultos contra los pobres, incluso contra los niños pobres. No comparto su Fe y probablemente el Papa tampoco, al menos es lo que sugiere el nombre de su última encíclica “Fratelli tutti”. 
 
   Si tuviéramos vergüenza buscaríamos soluciones para los migrantes, que no pasen por dejarlos morir en el mar o recluirlos en campos, o lo que es más triste no pagaríamos a países sin escrúpulos para que hagan de guardianes de las fronteras. La indiferencia de nuestros gobiernos hace pensar que el Papa puede cantar misa en latín, nadie le hará caso, ya no tememos al infierno.