NO ESTÁ EL MUNDO PARA QUE SE MUERAN LOS POETAS

miércoles, 17 de febrero de 2021

   Hace días que no escribo. No es que no tenga nada que decir de todo lo que sucede, es que me bloquea la fatalidad de los hechos. La pandemia con sus crecientes y decrecientes cifras, los comentarios aburridos que genera. Los de Simón/Illa-Darias y los de los comentaristas de plató que me canso de escuchar. 

   Si no fuera suficiente con la pandemia vírica, tenemos la epidemia de corrupción que nos recuerdan cada día los medios. Barcenas resuelto a hablar después de tantas mentiras, para asegurarnos aquello que ya todo el mundo sabe. La historia de corrupción de un partido que arrastra como una bata de cola desde hace décadas. Esas personas de que usted me habla, ese partido que ya no es, pero lo fue y que ahora repudian hasta los propios, la 13 Rue del Pesebre en venta, la tormenta perfecta que acecha al nuevo líder. Todo eso me aburre y me da asco en la misma proporción. No son los únicos que me estropean el día. Cada batallita entre los miembros del Gobierno me desilusiona más, no saber comportarse como lo que representan es triste para los que lo contemplamos avergonzados. Las elecciones en Cataluña para nota: pactometros, opiniometros, discursos vacios y recurrentes, círculos cerrados de idiotez que no dan menos desgana. Las 35.000 inmatriculaciones que casi ni conmueven a la Sociedad ni hacen sonrojarse a las púrpuras. Absoluciones bochornosas a los que falsifican un master. Detenciones de raperos por maleducados e irreverentes, con dudosa capacidad artística, pero no delincuentes por hablar sin hacer. Otros agreden con la palabra (desde la judicatura) diciéndoles cursillistas a los epidemiólogos o comunistas al gobierno y sólo las disculpas forzadas por las circunstancias les eximen de toda responsabilidad y lavan sus insultos. 

   La muerte de Joan Margarit, me produce tristeza y me ha permitido escribir. Su figura y poemas me han empujado. Quien utiliza la palabra para consolar, para agrandar el alma, para compadecer y hacer fuertes a los desposeídos. Quien ama la palabra y la ofrece como un pan compartido, quien la defiende por encima de las lenguas, aquellos que nos permiten creer en la grandeza del ser humano, son tan necesarios ahora que no deberían morir, al menos en el recuerdo.

No tires las cartas de amor 

    No tires las cartas de amor 

    Ellas no te abandonarán. 

    El tiempo pasará, se borrará el deseo 

    -esta flecha de sombra- 

    y los sensuales rostros, bellos e inteligentes, 

    se ocultarán en ti, al fondo de un espejo. 

    Caerán los años. Te cansarán los libros. 

    Descenderás aún más 

    e, incluso, perderás la poesía. 

    El ruido de ciudad en los cristales 

    acabará por ser tu única música, 

    y las cartas de amor que habrás guardado 

    serán tu última literatura. 

                                             Joan Margarit

     Pincha aquí y escucha a:
     Joan Margarit

     También recomiendo que leas el artículo de mayo de 2019:
     PAYASOS Y POETAS