LA NUEVA ILUSTRACION

sábado, 4 de febrero de 2023

   La Ilustración fue el movimiento filosófico que ponía en valor la Razón y la creencia en el progreso. Ahora se otorga el título de Ilustre, a personajes de la vida pública que nada aportan en ese sentido. Desvirtúan  el título de otros que lo recibieron de forma merecida. 

   No es que piense que a la política no se puede acceder y ascender por la vía del mérito y la capacidad, pero es notorio que vemos a diario paletos urbanitas sin atisbos de ilustración hablando desde las tribunas. Me molesta ver el Congreso convertido en corrala de vecinos. Me indigna la pérdida de las formas y los contenidos en los debates. Monólogos que aportan como único argumentario la ofensa al contrario. 

    Cuando se otorgan honores basados en el interés político y no el verdadero reconocimiento de la dignidad de la persona, se daña las instituciones que lo otorgan y con ello a la propia sociedad que pierde sus buenos referentes. 

   No se pueden poner en la misma balanza la popularidad, que la condición de ilustre. Tampoco quien adquiere poder político o social puede pasar directamente a ser ilustrado. Acabaremos nombrando ilustres a los personajes famosos que ilustran las disparatadas tertulias y los shows televisivos, a los protagonistas de tantos programas que adquieren la notoriedad evanescente del minuto de gloria, en base a estrafalarias conductas u opiniones. 

   Da mucha vergüenza ver como justamente desde las instituciones que debieran defender el concepto, la Universidades, se degrada a quienes reciben su premio de forma lícita. Ahora que el número de Universidades crece como la espuma, ahora que está en venta el conocimiento, ahora que los políticos obtienen licenciaturas en tiempo record o masters exprés que abultan currículos fatuos, no resultan muy ejemplificadoras estas conductas. 

   Ayuso tendrá otros méritos, pero no es exactamente lo que yo entiendo por Ilustre.

Hasta su abuelo. Goya. Caprichos.