NO HAY VERSOS EN EL METAVERSO

jueves, 2 de junio de 2022

   Nada tan prosaico como el metaverso puede encarnar mejor el vacío que constituye el Universo. Nada como esencia del Todo. Una realidad huera, tan virtual como se pretende, sin sustrato. Construida con deseos, quimeras y fantasías. El sueño de una mente perversa o la realidad de un genio demente. Orates frente al espejo, mirando sus calaveras, sus avatares. Modelos con lenguaje binario, lenguas sobre pantallas de cristal líquido, ratones luminosos, semiconductores y circuitos integrados. ¿Inteligencia artificial? Un artificio de la inteligencia para sustituir la Razón por el Esperpento. 

    Buscamos escondernos en el reverso de la verdad, entre los bastidores del teatro del mundo y huir de la escena, vivir desde el palco proscenio la propia vida. Ser el invitado no el Anfitrión. Existir de espaldas, con los ojos vendados mirando a través de los personajes de ficción, disfrutando de sus poderes y sus multividas, sin responsabilidad, sin culpa ni remordimiento. Convertirnos en los villanos que nuestra conciencia nos prohíbe, explorar sensaciones que el cuerpo no permite, desintegrarse para reconstruir un ser de argón que nos sustituya, que nos motive para seguir arrastrando el peso de la vida. Dormir con los ojos abiertos y despertar en un sueño de luces y sonido. Andar sobre el filo de la navaja sin riesgo de herirse, caer en el abismo de la inconsciencia, flotar sobre las aguas y sentirse ingrávidos. 

   El habitante del metaverso desea,  inmóvil como un cadáver recorrer las sendas de baldosas fluorescentes que traza el programa. 

    Ser o no ser, dice Hamlet a su alter ego. ¿Quién eres tú? -Responde el software- Hemos salido de tu mundo, tú ya no existes, eres sólo la imagen espectral que se refleja sobre mi pantalla.


         Alejandro Sanz y Kany Garcia. Muero.