SEÑORIAS, HACER PUÑETAS

miércoles, 8 de septiembre de 2021

   Es bochornoso escuchar del presidente de CGPJ repartir culpas de una situación antidemocrática de la que es partícipe y en parte responsable. Me deja boquiabierto como reparte en su discurso de forma equidistante la responsabilidad en las formaciones políticas. No existe esa equidistancia en la responsabilidad. Existe un partido de la oposición que inventa cada día una nueva excusa (y ya no sé cuántas van) para no renovar un Consejo General que le favorece y mantiene su poder fáctico en la institución judicial. Rompen con ello las reglas de la separación de poderes, que hoy en día entre todos, se han encargado de dejar claro que son pura utopía. Que Carlos Lesmes apele al “patriotismo constitucional”, que él debe saber como hombre letrado y sapientísimo lo que es, me da vergüenza ajena. La Constitución es el elemento unificador de nuestra democracia y sus preceptos se acatan, se cumplen, no se requiere ser patriota para cumplirla. Ellos mismos lo han demostrado cuando los dirigentes del “procés” se la saltaron. Los condenaron, les exigieron responsabilidades e incluso se opusieron a su indulto. Sin embargo, llevan tres años de mandato caducado y se permiten dar lecciones de democracia repartiendo las culpas a otros. No puede haber más razón que la conveniencia personal, el sueldo o la obediencia debida a quienes fueron sus mentores (él mismo perteneció al gobierno de Aznar). No pretendan tomarnos por idiotas a la Sociedad. Somos iletrados en asuntos legales, leguleyos, pero no imbéciles. Si son tan conscientes de la necesidad de acatar el dictado constitucional, no puedo creer que las máximas autoridades en leyes no tengan recursos para que se aplique. Mantienen un estatus ilegítimo y son responsables por ello. Con estas actitudes el crédito de la Judicatura cae en picado, con eso y con los cierres en falso de procesos políticos como la Gürtel o pasando de puntillas por la evasión de dinero de personalidades relevantes, haciendo oídos sordos a la recriminación del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la sentencia de Garzón, un interminable rastro de desacatos. 

   Por favor señorías, dejen de faltarnos al respeto y váyanse con sus puñetas a hacer lo propio.