LITERATURA ROBADA

domingo, 21 de abril de 2019

   Es un poema del poemario NAIA de mi hijo, que he leído hoy por casualidad. Domingo de Resurrección. Me ha parecido una oportuna casualidad.


Cristo en la cruz

Las alas abiertas
pues sigo buscando
un lenguaje preciso
entre espigas y pastos.

Busco la postura
exacta del cuerpo,
el gesto imposible
que cierre la herida.

Espero la voz que,
del otro lado del
cielo azul me hable.
Espero el milagro,
su risa lechosa,
como agua de mayo.

Y espero su mano
latente, los dedos
me agarre, me arranque
del suelo y me eleve,
me quite la sombra
y la duda, la nieve
creciente la funda,
los huecos los tape.
Espero y espero
enclavado -a pies
juntillas lo juro-
y temo que nada,
que algo suceda.