IN VINO VERITAS

sábado, 14 de abril de 2018

    La verdad pesa tanto como la mentira, alivia tanto como el llanto. La verdad es un remedio o una ponzoña según el estado del alma. La verdad oculta se convierte en un grito dentro de la conciencia. La luz de la verdad ilumina la esperanza. Cuando estalla en medio del silencio, ensordece, rompe las cadenas de la vergüenza. 
   Ante la verdad dolorosa existe el ungüento de la empatía, de la capacidad de comprenderse y aceptarse imperfecto. Permite entender los errores, perdonarlos y perdonarse. 
   La verdad como bandera deja el cuerpo expuesto, pero protegida la conciencia.
   La mentira te encadena a su farsa, te hace su esclavo. La mentira secuestra el pensamiento, lo construye a su medida y conveniencia.
  Tanto la verdad como la mentira son caras del mismo prisma. La verdad puede esconderse tras una mentira. Es tan viejo como el mito de la caverna de Platón. La realidad es incierta, lo que percibimos como real no es más que la suma de lo que captamos con nuestros sentidos y lo aprendido, una mezcla de observaciones y sentimientos. Cada cual tiene sus propias verdades. 
   Existen verdades inmanentes, aquellas que no pueden tener un doble rasero. Verdades que no caminan por el filo de la navaja, que no es posible rebatir si no con argumentos falaces. Son las verdades defendidas por todos los dioses y profetas a lo largo de la Historia. La verdad de que el Hombre es un fin en sí mismo, que cualquier hombre o mujer vale lo mismo y tiene valor por su propia Naturaleza. 
   Excepto las Verdades Existenciales, la verdad es una gran mentira, no existe una verdad absoluta, sólo es defendible la auténtica verdad, la creída firmemente desde la honestidad con uno mismo. 
   En el tiempo de la posverdad, la contrastación empírica y la objetividad de las cosas importa menos que adaptar la realidad a nuestra conveniencia. La verdad y la mentira pierden su frontera frente al altavoz que las anuncia y nuestra disposición a creerlas.

   A nuestros dirigentes:

   ¡Apostad por la verdad!  
   Hoy y ahora necesitamos creer a Plinio “In vino veritas, in aqua sanitas” somos más sinceros bajo la embriaguez del vino. “Sólo los niños y los borrachos dicen la verdad” dice el saber popular.  Bebamos el vino de la verdad para acabar con tanta farsa mediática y hagamos que el agua clara limpie la mugre que cubre la realidad política y la mentira institucionalizada anunciada a bombo y platillo.


Lies. Marina and the Diamonds