TODOS LO SABEN

domingo, 10 de agosto de 2025

   Cuando Gaza quede convertida en una sepultura y los cadáveres se amontonen irreconocibles entres sus escombros. Cuando el mundo, finalmente se atreva a denunciar que la masacre de miles de palestinos es un genocidio, nadie podrá esgrimir el desconocimiento. En el momento en que el gobierno de Israel sea visto como un gobierno asesino, su acción como un atentado contra los Derechos Humanos o simplemente contra la más elemental norma de humanidad, la compasión. Cuando caiga el velo de la fingida ignorancia y se descubra la cruel barbarie cometida sobre inocentes, entonces todo será innecesario. Los judíos no podrán esgrimir su pasado como defensa, porque habrán sido como el resto de los ciudadanos del mundo cómplices de la macabra destrucción de un pueblo. No valdrá el argumento de :“no sabíamos que era así”, quedarán manchados por el pecado de la impiedad. 

   Para entonces se celebrarán rifas solidarias, conciertos para recaudar fondos y reconstruir lo que ya no es posible levantar. Los 100.000 muertos reclamarán venganza, las almas permanecerán acechando en las calles (o en los palacios), manteniendo el recuerdo de las matanzas, de los crímenes imperdonables de niños inocentes. Los que se salvaron del exterminio serán también cadáveres vivos, que habrán perdido su futuro porque el pasado los atrapó y los llenó de odio. Esos hombres, mujeres y niños famélicos crecerán en el desprecio y la rabia hacia quienes les sometieron a la condena de la soledad. Miraran con desprecio y rencor al resto del mundo que cerró los ojos ante lo evidente. 

   Un día paseando por las calles de cualquier ciudad, asistiendo a un concierto o rezando en una iglesia o una sinagoga, se escuchará el repiqueteo de un arma automática que sembrará el suelo de nuevos cadáveres, muertos sin sentido, muertos por la ceguera hipócrita. El asesino se convertirá entonces en terrorista porque ya todo lo había perdido. Y el verdadero asesino, el que causó aquel infame genocidio esgrimirá con orgullo el argumento: "yo tenía razón, había que acabar con todos los terroristas". 

   Todos bajaremos la cabeza, no habrá remordimiento, sólo tristeza y un olvido que hará repetirse la Historia como un ciclo. 

   Para entonces la maldad habrá ganado la partida y todos diremos que no sabíamos nada, pero mientras tanto, vamos sembrando la semilla del odio.

https://youtu.be/H627D9zs1zg?si=5ohy5EVIVcSz9yw3

¿Dónde pongo las flores? El Nann y Feten Feten

 

TAI CHI

viernes, 1 de agosto de 2025

   Esta mañana desde la ventana pude ver una mujer china, menuda, con camiseta beig y pantalón naranja, entre los columpios del parque realizar ejercicios de Tai Chi, mientras, su perro la miraba como extasiado. Yo también estaba un poco hechizado por los movimientos suaves y armónicos, con una música que sonaría quizá en su cabeza. Ha estado más de media hora cambiando de posición, levantando suavemente las piernas, estirando y recogiendo los brazos. Me ha dado envidia. Como me gustaría poder refugiarme en una espiritualidad que permitiera fugarme por un instante de este mundo que me repugna. 

   No puedo resignarme a seguir viendo a un ejército masacrar a población inerme y hambrienta, con la complicidad del resto del mundo. Retransmiten el horror y pretenden que seamos a su vez cómplices por no salir a gritar asesinos. La geoestrategia permite a nuestros gobernantes mantenerse asépticamente al margen de los crímenes. No son los primeros ni los únicos que suceden, pero que nos restrieguen la maldad absoluta, sin poder ni siquiera esperar que como país civilizado, hagamos algo o lo que es peor, contribuir con el silencio a que el asesino siga justificando sus crímenes, requiere mucho Tai Chi para serenarse. 

   Si aderezamos estas atrocidades con la corrupción institucional, la impunidad de los corruptos (que prescriben sus causas o pagan con un breve tiempo entre rejas sin restituir el daño causado, sin aflorar el dinero estafado). Si añadimos un poquito de sal a la herida con la violencia de género y para dar color al caldo añadimos el odio a los migrantes pobres o a los simplemente pobres. Si el condimento se acompaña del fuego de los discursos xenófobos, de los insultos constantes en el Parlamento (el templo de la palabra lo llaman). Si mientras cuece el potaje escuchamos de fondo la música de un perturbado que a base de amenazas y de la prepotencia que tienen aquellos que portan el arma del poder, vamos cociendo a fuego lento una salsa que no puede ser otra que un cieno. Y el planeta gritando que se muere y nosotros escuchando los cantos de sirena de la economía. 

   Como civilización hemos claudicado, perdimos el rumbo de la decencia y el arrojo para defender los principios que quisimos que fueran el eje fundacional de nuestra sociedad. Los mediocres, los malvados, los supermillonarios, nos han metido en el caldo y flotamos subiendo y bajando en el chup chup de la cocción, somos la patata de relleno que si acaso, aplastaran con el caldo antes de comerse la vianda. No somos nadie en el mundo, representamos un teatrillo del que no manejamos los hilos, nos plantamos delante del orate con su embudo en la cabeza y la cachiporra en la mano y decimos: “sí, señor”. 

   Patéticos. Necesitaría mucho Tai Chi para poder olvidarme de donde estamos y sobre todo de lo que les espera a nuestros nietos. 

   Ohmmmm!

¡QUE LÁSTIMA DE BIGOTE!

sábado, 5 de julio de 2025

   Érase una vez un hombre que perdió su bigote que era su seña de identidad. Un hombre de pelo engominado, facciones perfiladas, con un rictus ensayado de cabreo perpetuo y fatua suficiencia, que cuando sonreía mostraba una pose burlona que enfatizaba su petulancia. Era bajo de estatura, pero caminaba subido a la peana de una imaginaria columna sobre la que mostraba su egregia figura. Vanidoso o narcisista, o simplemente un presuntuoso ególatra que se tenía por un elegido, como ciertos y celebres personajes que pueblan nuestro mundo. 

   Hablaba con pausas, ensayados silencios o empaquetados y crípticos acertijos al estilo de las Sibilas del Oráculo. En su lenguaje pastoso, abundaba el desprecio y la indiferencia, no buscaba convencer, porque él ya estaba convencido que de su boca sólo salían verdades incuestionables, axiomas capaces de cambiar la Historia. Se sabía escuchado y adorado como el becerro de oro, los que cuestionaban sus sabias profecías recibían el anatema y la maldición. Los exégetas adulaban su fanfarrona chulería y la convertían en dogma. 

   Aquel hombre cuyo bigote ocupaba el centro neurálgico de su rostro pomposo y serio, una vez perdió el mostacho, pero quedó una sombra, como un bozo adolescente que mantenía el recuerdo de la pelusa tupida que le precedió. 

   Como Sansón al perder su cabellera, tuvo una gran pérdida, no de la fuerza, pues no era aquel enano un atlante o un hercúleo forzudo, pero con la pérdida del bigote, mermó su memoria. Olvidó su pasado, fundió a negro las consecuencias nefastas de sus decisiones anteriores. Había olvidado con su lampiño labio las consecuencias de la guerra y las armas que nunca existieron, olvidó pedir perdón, perdió la capacidad de rememorar aquella infausta época de corrupción que le envolvió y marco su tiempo, libre del peso des pasado, arremetía ahora contra los corruptos y les exigía su redención a través de la dimisión y que abjurasen de sí mismos como penitencia. Les llamó mentirosos cuando la mentira había estado permanentemente en su boca. Ignoró a los que saltaban fronteras por el hambre. Olvidó a los pobres porque no les reconocía en su pobreza, olvidó a los diferentes. Entró en el delirio de que nadie recordaría como él su pasado, se sentía libre de sus actos pretéritos. 

   Aquel hombre sin bigote, mantuvo su rostro hierático y severo, perseguido por la sombra de aquella mancha desvanecida. Seguía siendo pedante y soberbio, mantuvo aquel desdén altivo y solemne, continuó con sus acerados discursos de moralina y consignas caducas que creía de obligado cumplimiento. 

   Este hombre se movía con ademanes que parecían los de un muñeco que imitaba al personaje. Como al Cid Campeador sus acólitos lo mantuvieron en alto sobre el caballo, movido por resortes mecánicos que daban verosimilitud a un ser disecado por el tiempo y los avatares de la vida. Producía una mezcla de vergüenza y enojo verlo dirigirse docto a la asamblea. ¡Una pena! ¡Qué lástima de bigote que se llevó su memoria! ¿Cuantos secretos guardará ese felpudo? ¿Que triste destino de aquel belfo despeluchado? 

   Érase una vez, que la pérdida de un bigote supuso la desmemoria y con ello se perdió el crédito, como perdió un rey su reino por un clavo de la herradura.

 

“POR UN CLAVO SE PERDIÓ UN REINO”

“Por la falta de un clavo fue que la herradura se perdió.
Por la falta de una herradura fue que el caballo se perdió.

Por la falta de un caballo fue que el caballero se perdió.

Por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió.

Y así como la batalla, fue que un reino se perdió.

Y todo porque fue un clavo el que faltó”.

Poema de George Herbert escrito en 1651


Mi pobre patria. Franco Battiato.

PARECE MENTIRA, PERO...

domingo, 29 de junio de 2025

   Parece mentira, pero aquí estamos contemplando como el mundo se desmorona. Contemplamos con estupor el bombardeo contra Irán, sin imaginar la respuesta. 

   Ateridos por un frio que sube por la espalda, ¿y si responden? Tan absortos en el día de después, perdemos la noción del antes, los interminables bombardeos sobre Gaza y los cadáveres que ya siembran sus ruinas. 

   Parece mentira, pero el silencio que más duele es el de la complicidad. 

   En la reciente Reunión del Consejo Europeo parece que ven indicios de violación de los Derechos Humanos por parte de Israel. ¿De verdad? 

   Parecía imposible, pero alguien ha contradicho al Ser Supremo sentado en el Capitolio y se ha enfadado (súper raro). Estaba tan feliz escuchando las aduladoras semblanzas de su porte y capacidad, que no imaginaba que alguien fuera tan osado para ponerlo en entredicho. 

   ¿Y ahora? Nos bombardeará con sus aranceles, enviará agentes de la CIA para iniciar un complot que cambie el régimen como en Irán. ¿No estará pensando en hacer un Jamenei con Sánchez? 

   Parece mentira, pero como te descuides nos invaden desde Rota o Morón ¿Sería esto un oxiMorón? 

   Los togados piden además de la libre interpretación de la Ley que les otorga el Poder Judicial, también redactarlas. Para ello habrá una manifestación imparcial, apolítica, como la propia Justicia, para reclamar que los que redactan la Ley la adapten a su interpretación. Parece mentira, pero se llama separación de poderes. 

   Y del poder terrenal al celestial, la Conferencia Episcopal pide que se deje hablar al pueblo. No sé si para cambiar el gobierno o a los obispos. Parece mentira, pero ellos que confían en una paloma para conocer los designios del Altísimo, ahora confían en el pueblo llano. 

   Como decía Obelix: “Están locos estos romanos”.


OXÍMORON

domingo, 15 de junio de 2025

RAE.
Combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido, como en un silencio atronador. 

 

   Oxímoron siempre me ha parecido una palabra de una belleza asonante. Tan esdrújula, tan culta, pero con un final coloquial. En qué radica su belleza para mí, lo ignoro. Quizás porque su significado es la vida misma, contiene un contrasentido clarificador, como un alter ego más auténtico que el propio yo. Permite mezclar lo absurdo con lo real, lo anecdótico con lo previsto, su ambigüedad mezcla los sabores de la semántica cocinando un final agridulce o un amargo delicioso, como la cerveza. 

    El oxímoron nos envuelve a cada momento. La vida está llena de muerte, la mala salud de hierro de la sociedad sazonada con nuestras guerras santas, los ataques preventivos que inventamos para vencer al enemigo, para ganar una libertad vigilada, donde la paz se alimenta con gasto en la guerra. Gritamos en un mundo de ruido constante para silenciar la verdad. Defendemos una justicia de parte, la subjetividad de los jueces se convierte en verdad objetiva. Hablamos de hechos probados, de indicios de sospecha, sin temor a equivocarnos con una rotundidad temeraria. Prometemos curar lo incurable, sanando los vicios. Enseñamos lo innecesario y olvidamos aprender lo imprescindible para que la vida sea un placer doloroso que no llegue a herirnos. Confiamos en las promesas de políticos que anuncian contradictorios mensajes: inversión sin gasto, libertad sin educación, unidad con exclusión, beneficencia sin solidaridad. Cometen falsos testimonios, ocultan evidencias, corrompen la verdad y ensucian el lenguaje. 

   El oxímoron, es como paladear con los ojos cerrados un trozo de chocolate, sintiendo el placer de deshacerlo lentamente en la boca, impregnando cada una de sus papilas y en el momento de tragarlo atragantarse y toser hasta expulsarlo. 

   Una contradicción que te aclara las ideas, un sinsentido con mucho significado, un despropósito que llega por azar, el absurdo que más deseas que ocurra o la incoherencia que necesitas para ser verdadero. A veces es un dislate necesario y otras la respuesta siempre segura de un necio, pero su paso adorna el leguaje con un contoneo sonoro, con un aíre de elegancia fingida y un poco pedante.

Tanita Tikaram - Twist In My Sobriety

SILENCIO

sábado, 24 de mayo de 2025

Silencio,
    caen las bombas y su ruido brutal produce un silencio ensordecedor, el de los muertos. Los que gritan enmudecen ante el horror y la desesperanza.

Silencio,
    los líderes mundiales están pensando, murmuran entre dientes una respuesta al genocidio. Los atroces crímenes que se comenten desde hace más de un año, los niños hambrientos, los sudarios pequeños, han empezado a inquietar a la opinión pública y sus representantes están molestos.

Silencio,
    el gran mago muestra su faz de ogro, amenaza, gruñe, ruge y muestra sus fauces inclementes. Desea soluciones rápidas y limpias. Eliminar la suciedad de ese territorio para transformarlo en un paraíso.

Silencio,
    se percibe el murmullo del remordimiento, una compungida pena se ha instalado en el mundo, siente como sus valores resultan violentados de manera tan impúdica que la náusea asoma a su garganta. De momento sigue tomando antieméticos, pero comienza a susurrar bajo que no lo soporta.

Silencio,
    miles de personas, lisiados, niños, mujeres, ancianos, deambulan por un territorio destruido, por parajes ya completamente estériles, buscando cobijo, tratando de alimentar a sus famélicos hijos. Caminan levantando el polvo que pisan sin abrir la boca, sus quejas quedan mudas, son sombras, no tienen peso en el mundo.

Silencio,
    el asesino, el torturador, el verdugo va a hablar. Su voz suena potente y su pueblo calla. Desde el púlpito invoca al dios que los bendijo y les confiere el derecho de exterminar los ocupantes de un territorio que no les pertenece por designación divina. Ellos son el pueblo elegido, son la espada de dios.

Silencio,
    el mundo duerme, no griten, dejen de hacer aspavientos por la catástrofe, acallen el clamor frente al genocidio, no vaya a ser que el mundo despierte y entienda que la historia se repite. No hay cámaras de gas, aquí se muere directamente por las bombas que caen sobre escuelas, hospitales, refugios y por el hambre.

Silencio,
    ya cabalgan los cuatro jinetes: la guerra, el hambre, la peste y la muerte. Nada puede pararlos salvo la cordura y estamos completamente enajenados como nuestros líderes.

 

«El enemigo»

   Nos mira. Nos está acechando. Dentro
de ti, dentro de mí, nos mira. Clama

sin voz, a pleno corazón. Su llama

se ha encarnizado en nuestro oscuro centro.

   Vive en nosotros. Quiere herirnos. Entro

dentro de ti. Aúlla, ruge, brama.

Huyo, y su negra sombra se derrama,

noche total que sale a nuestro encuentro.

   Y crece sin parar. Nos arrebata

como a escamas de octubre el viento. Mata

más que el olvido. Abrasa con carbones…

   inextinguibles. Deja devastados

días de sueños. Malaventurados

los que le abrimos nuestros corazones.

José Hierro


El Naán - CUANDO EL RUIDO REGRESE