EL RIO QUE NOS LLEVA

jueves, 13 de noviembre de 2025

   Como el rio Congo que nos sumerge en el corazón de las tinieblas de Joseph Conrad o la infructuosa búsqueda de las fuentes del Nilo que emprendió Livingston. Como la metáfora de la vida en las coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique o la obra de José Luis Sampedro que titula este capítulo, los ríos han sido siempre fuente de literatura. No es que la mía lo pretenda, pero los ríos marcan el paisaje y lo construyen. Son alegoría de la vida, quizá porque son agua, el elemento hacedor de la vida. En la fuente de la Piazza Navona se representan los cuatro grandes ríos: El Nilo, el Ganges, el Danubio y el Rio de la Plata representando lo cuatro continentes. En la plaza de la Virgen de Valencia preside su ágora la fuente del Turia con las ocho acequias que riegan la huerta y el cuerno de la abundancia. 

   Un rio es el sistema arterial y venoso de las ciudades, las baña y les aporta lo necesario y recibe a cambio sus desechos. Pareciera un ser inerte, indolente, que se limita a pasar sin involucrarse con las vidas de los que lo comparten, pero no es así, los ríos definen a los Hombres y ellos al rio. Ambos son simbióticos y antagónicos, ambos confluyen y divergen, se aman y se ignoran, pero no se pueden evitar. Ambos son parte del cambio entre ellos mismos. Decía Heráclito de Éfeso: “ningún hombre se baña dos veces en el mismo rio, porque no es el mismo rio y él mismo no es el mismo hombre” El agua que corre buscando el mar, hace que cada instante el rio sea otro, adquiera nueva identidad, aun conservando su apariencia. Lo mismo le pasa a quien llega a sus aguas, somos distintos cada segundo que pasa, nuestras aguas también corren hacia el infinito o la Eternidad como nos gusta creer. 

    El río Chari no aparece entre los grandes ríos, ni figura entre las maravillas del mundo, pero aseguro que su puesta de sol es una de las más bonitas que haya visto y que su recuerdo es uno de los motivos que me ha hecho volver. El puente sigue con su tráfico endiablado e incesante rabia de vida, pero el agua parece mansa y cuando el sol de la tarde la baña adquiere el tornasolado brillo iridiscente que va cambiando conforme el sol desciende, entonces se recortan en sus aguas las canoas y sus ocupantes, los árboles sumergidos por la crecida. Voy a verlo cada tarde a las cinco, cuando la luz empieza a ser rojiza. En Chad no se pueden hacer fotos, está prohibido sin pedir permiso y es peligroso, pero la otra tarde bajé hasta donde estaban las barcas y les pedí si podía hacerles fotos, por supuesto me pidieron dinero y acepté. Iba con Javier mi compañero y nos propusieron dar una vuelta por el lago que se forma en un lateral del río y aceptamos. Les di 5000FC (unos 7-8 euros) que a ellos les parecieron un regalo y a mí una miseria para disfrutar de ese momento impagable. Ahora cuando me ven pasear por la orilla me dicen si quiero dar otra vuelta. He quedado para el martes con Camino y Sabrina, dos cooperantes que están con nosotros en el Hospital. Las canoas son de una madera endeble donde permanentemente entra agua y van achicando, me mojé los zapatos y el pantalón. Al principio me daba un poco de miedo, pero conforme nos alejábamos y hacía fotos, se me venían las lágrimas. Definitivamente ya no saludo al rio como los días de antes, ahora puedo hablarle. 

   Del hospital debo contar pocas cosas porque como podéis imaginar hay más desgracias que las que yo puedo digerir, pero cuando miro el Chari se me pasan algunas penas.

  

EL PUENTE NO TIENE CULPA

sábado, 8 de noviembre de 2025

   Hoy he cruzado le pont etroit en moto, de paquete claro, aquí conducir una moto o un coche es muy arriesgado. Tampoco se puede ir con cualquiera, hay algún motorista conocido que nos hace de taxi. Me gustaría pasearlo a pie, pero no nos lo recomiendan y en cualquier caso nunca de noche y solo. Hemos ido a le marché, el mercado general, no para turistas. Aunque tampoco creo que haya muchos turistas en esta zona. Iré más adelante al mercado de artesanía que si es un poco menos cutre. 

   El puente se cruza con motos, bicicletas y personas en ambos sentidos, sin ninguna línea divisoria, ni aparente orden. Huele a humo de motocicletas, le han robado el olor al puente. Por debajo fluye con bastante corriente el rio Chari, inmenso caudal de más de cincuenta metros de ancho. Todo ello con un sol abrasador, a 37º grados en el mes de noviembre. 

   La ciudad es un completo caos de suciedad en las calles, polvo, ruido, bajos con tiendas que igual venden alimentos que al lado venden gasolina. No he podido ver ni un solo edificio con unas mínimas condiciones que se parezca a una casa. Es la periferia, el hospital está en el barrio de Walia que es el barrio más pobre al otro lado del puente, pero cruzar el rio no garantiza entrar en el orden. Mañana iremos en moto de nuevo, iremos a misa en la Catedral. Al menos por ver el centro de la ciudad, no espero grandes avenidas asfaltadas flanqueadas por lujosos edificios. Al menos hace 15 años no era así. 

   La llegada al mercado se percibe olfativamente pronto, no hace falta quitarse el polvo de la nariz. Es un recinto cerrado que empeora el aroma, aunque estar a cubierto del sol después del viaje se agradece. Como hemos ido en dos motos, Javier y yo, uno de los conductores, Rome, se queda al sol vigilando las dos motos y Abdel nos hace de guía. Perderse en el mercado debe ser una de las peores experiencias. Imposible orientarse, son pasillos de tierra de un metro con otros que se cortan a derecha e izquierda, repleto de tiendas. Móviles , alimentación, droguería, tabaco, vestidos, telas… Mi objetivo era comprar alguna tela, los estampados africanos son preciosos, la mayoría impresos en Nigeria, pero hay que tener cuidado porque también los hay hechos en China. No compensa tanta penuria para llevar a casa un Made in China. Alrededor del mercado la suciedad se acumula: plásticos, restos de alimentos… junto a las tiendas que venden pollos que enganchan a las motos por las patas con manojos de dos o tres. Seguramente alguno de esos pollos son los que nos cocina Ali (el cocinero), pero habitualmente se disimula bastante bien con el guiso. Hoy la lasaña no ha sido su mejor plato, pero de momento no he tenido retortijones. Ayer viernes hicimos como cada viernes el aperitivo antes de cenar con los de aquí. Traje una botella de wisky JB que compré en el aeropuerto de Casablanca y jamón serrano de Mercadona (era como una especie de impuesto revolucionario al novato), el jamón fue víctima rápidamente, el wisky aguantó hasta después de la cena. Yo me dedique a la cerveza (Gala, se llama la chadiana), no me gusta el wisky. En el aperitivo ellos aportaron cacahuetes, muy ricos. 

   Esta tarde al ponerse el sol he ido como casi todas las tardes a ver el rio y su trasiego infinito de gentes, me han robado las siluetas que se recortaban a contraluz, hay una tapia de chapa que separa la carretera del nuevo puente que está a punto de ponerse en circulación, me queda ver el ajetreo moverse por el puente reflejado en las aguas del rio que pasa indiferente a todas las historias que lo cruzan, una suerte para él. El rio es indolente con sus criaturas, se mueve por su cauce o lo traspasa según las circunstancias sin pararse a pensar en los que habitan los márgenes (hay epidemias de cólera cada temporada de crecidas en el barrio de Walia), embarra sus vidas, destruye sus sueños, pero no es su culpa, es una criatura que obedece las leyes de la Naturaleza, de eso ya sabemos mucho en nuestra tierra. 

   Ya ha pasado una semana. 

“Los Hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes.”

El río no tiene culpa | Alejandro y María Laura & Greenpeace

VAGABUNDO EN ÁFRICA

jueves, 6 de noviembre de 2025

   El mundo se mueve y sus inquietos ocupantes van de un lado para otro. 

  ¿Por qué recorrer kilómetros de distancia, abandonar la placidez de la monotonía y la seguridad del hogar? 

   Está en nuestro ADN. Desde que el hombre salió desde estas tierras no ha sabido pararse. Es posible que la rutina acabe en aburrimiento y sea un motor para escapar, pero con seguridad el viaje va más allá de la huida. Es un cambio de compás que estimula el espíritu. Una curiosidad insaciable, la búsqueda de lo que no se posee, la voluntad de conocer y prosperar. 

   Un viaje es siempre un salto en el tiempo. Regresar a África es siempre un salto hacia atrás, volver a las esencias y reconstruir el pasado. Aquí se mantienen las raíces de lo que fuimos, no en el sentido filosófico si no real. La miseria, el machismo brutal, el analfabetismo, que hemos transformado en el consumismo, xenofobia y papanatismo. La diferencia es que, en este continente bañado en sangre por las guerras, por el colonialismo, por la explotación, no ha corrido la manecilla del reloj del progreso y parece que nunca se moverá del todo. No quiero decir nunca ni quiero decir nada, en el fondo ves cómo hay pequeños cambios. Hay más mujeres que hablan francés y no necesitan traductor, más ecógrafos, las embarazadas acuden alguna vez al control de su embarazo, pero siguen llegando a parir asumiendo unos riesgos que no imaginamos ya en nuestro mundo. La mortalidad neonatal no es una estadística, no se computa, la materna hasta se asume con resignación. Casi todos los días hay un niño que muere antes o después del parto. Hay familias que no quieren pagar la asistencia de sus mujeres, resulta una inversión demasiado cara y sólo el valor de los recién nacidos puede compensarla. 

    África es el continente donde quizá es más fácil perder el sentido del bien y el mal. Es posible que estos sean sólo conceptos para los que pueden permitirse pensar en ellos. No hay bondad o maldad en sus actos, hay supervivencia. Vencer la miseria que arrastran cada día. Viven en condiciones denigrantes, casas que no merecen ese nombre, hambre e insalubridad. Quién puede ser bueno en esas condiciones, simplemente se adaptan a esas necesidades impuestas, las aceptan y tratan de esquivarlas como mejor puedan, con lo que sea. Si traigo material del hospital y lo dejo en quirófano desaparece, alguien lo roba sin duda, no es maldad es necesidad. Lo más lacerante es que junto a esta miserable vida hay ricos cuya riqueza ofende. No existe el “buen nativo” o el “salvaje”, todo se une para combinarse en una especie de revoltijo tan idéntico al del “buen samaritano” o el bróker inmisericorde, donde a veces los papeles se intercambian. 

   Tal vez viajar es como dice Javier Reverte en el libro “Vagabundo en África” que me traje conmigo: “es tan sólo una carrera contra la vejez y la muerte”.


VOLVER AL OLOR

domingo, 2 de noviembre de 2025

   Volver al olor, volver al color, volver al calor de África.
   Mariposas en el estómago, por la emoción, por el miedo, por la responsabilidad.

   Todo, una contradicción. Querer venir y a la vez pensar ¿para qué?

   Por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió.

   Para cerrar un círculo quizás o para despedirme de estas escapadas a la realidad.

  Chad ha sido siempre mi espina clavada por no volver. Como el primer beso o el primer amor, están ahí.

   Ahora que he llegado, todavía conmocionado del viaje, con mi francés queriendo salir, sentado en la soledad de la habitación, muchas cosas han cambiado y todo sigue igual. 

   Tengo wifi y aire acondicionado, aunque estoy con el ventilador. 

   La mosquitera cubre la misma cama y me traje las sábanas de hace 15 años. 

   El hospital está idéntico por fuera, el edificio Cabrini, los depósitos de agua, la escuela de enfermería y el comedor. Sigue allí la caricatura que pintó Javier en 2010 con todos los de entonces, Farha ya murió, la imagen parece una foto antigua con colores sepia. Casi no me reconozco. 

   El rio permanece igual y distinto. He ido a verlo nada más llegar, le pont étroit sobre el rio Chari ha cambiado tanto… el puente sobre el que siguen pasando las siluetas de una vida cotidiana y fantasmagórica, a pie en moto o bicicleta porque los coches no cabían, tiene detrás le pont des chinois, un puente amplio para el tráfico. Pero las aguas crecidas del rio siguen inundando el barrio de Walia. El recorrido desde el aeropuerto hasta Le Bon Samaritain, me ha permitido ver que la miseria es infinita, no hay redención para los pobres, por más tiempo que pase, seguirá habiendo barro en sus calles y edificios que parecen sacados de un campo de batalla. 

   Acabo de salir de la habitación porque oía ruido en la terraza y me he encontrado con Camino, una ginecóloga madrileña que lleva aquí cuatro meses y estará al menos un año. Gente valiente a sus 30 años y dos como ginecóloga, venirse aquí a batallar con lo imposible. 

   Me adentro en el corazón de las tinieblas, para descubrir si existe el alma o es simplemente un desafío para autoafirmarme. Cuando acabe, no se habrá cerrado ningún círculo, ni el mundo habrá virado un ápice de su desbocada dirección hacia el abismo. De la experiencia sólo se salvan las personas que atraviesan el camino que recorro, que casi siempre contradicen mis malos augurios sobre la maldad del mundo.


¡ME CAGOENMI!

lunes, 6 de octubre de 2025

   Ahora que todo el mundo está contento del Plan de Paz en Gaza, que los silenciosos gobernantes ven el vaso medio lleno de un líquido llamado esperanza por la que nunca levantaron la voz. Ahora que tras dos años de genocidio, de las más crueles maneras de masacrar un pueblo, se abre un hilillo de luz, yo no siento ese alborozo general. Me doy asco a mí mismo por pensar que todo es una Trumpa, un burdo señuelo urdido por dos psicópatas. Me doy miedo porque empiezo a dudar si soy en realidad un conspiranoico. 

    Quién dice que no puede ser verdad que Netanyahu harto de asesinar niños, no ha considerado la posibilidad de acabar con los bombardeos y aquí paz y después gloria. Ni que Trump, su factótum, no merezca el Nóbel de la Paz o incluso el de Medicina, después de las convenientes advertencias a las gestantes para evitar el paracetamol  y sus anteriores aportaciones acerca de la ingesta lejía en el Covid. 

    Es posible que esta mente lúcida, investida del poder que otorga la democracia consiga una tregua a la que seguirá una paz que no sea la de los muertos. Él, ser supremo, máximo pontífice, primus inter pares, Rex o imperator, consigue abrir las aguas del mar muerto para los Israelitas y los conduce con su cayado a la Tierra sagrada, mientras los palestinos observan atenta y famélicamente su beneficiencia. Una pax romana obtenida por la fuerza, sin dialogo, impuesta, porque su voz es la misma que la del Altísimo y no requiere la opinión de sus vasallos. Corifeos y mentores a sueldo santificarán los 20 puntos del acuerdo.

    Es posible que luego de liberar los rehenes, cualquier excusa sirva al asesino para retomar la matanza y su benefactor dirá que es en legítima defensa. No me creo que después de todas las atrocidades cometidas en los últimos setenta años y las recientes brutalidades, haya llegado de repente el momento de la Paz.

   Qué asco me doy porque no veo más que maldad en ese acto de ultraje, donde el asesino quedará impune, donde los 66.000 muertos yacerán en la tierra que soñaron, donde en los vivos se habrá sembrado la semilla del odio que permanecerá para siempre. Maldito sea yo, que no aprecio como seguramente lo hacen los ya desnutridos gazatíes la urgencia de parar el hambre y los bombardeos a costa de lo que sea, renunciando a cualquier atisbo de dignidad. 

   Un aplauso general romperá el silencio cuando las bombas callen y no dejará oír el llanto de los que en aquel desierto de ruinas habitan. 

    Me cagoenmi por ser tan ciego y sordo a la bondad de los líderes del mundo. Por no ser complice de esta alegría general.


Emilio Piano & Lucie - MAISON

AL BORDE DEL ABISMO...

domingo, 28 de septiembre de 2025

   Es cierto que caminar por el hoy es hacerlo en el filo de la navaja, en un ay constante por la siguiente herida que te infringe la realidad. Desayunamos con los niños asesinados y la destrucción aberrante de un territorio. La naturaleza del hombre es sin duda animal y su animalidad puede que le haya salvado en la evolución, pero es no asumible que a día de hoy podamos admitir a un malvado como referente. Para parar un genocidio seguramente se necesita la violencia, ¿por qué se justifica una y no la otra? Sé que no tiene sentido hacerse preguntas cuando todo parece absurdo con un psicópata liderando al mundo. Nos movemos a impulsos, nosotros, los mercados, los noticieros, según la disparatada amenaza que salga de su boca, el insulto que profiera hacia un colectivo, la idea delirante que pensó esa noche en la almohada o mientras defecaba en su baño dorado. El mundo parece que decididamente se asoma al abismo, cambia el clima y trivializamos su importancia, seguimos por la ruta que marcan los dementes, tanta ciencia para nada. Nos sentimos a salvo de los desastres porque creemos haber tenido la suerte de haber nacido en la Arcadia, a salvo de todo gracias a la Democracia que es nuestra tabla de salvación. Hay veces que ese asidero parece tan frágil como las pateras a mar abierto, es una ilusión una realidad más virtual que verdadera. Cuando el desastre nos golpea y comprobamos que estamos gobernados por incapaces que prometieron la excelencia y no son más que ineptos carroñeros, nos entra el pánico, nos agitamos, insultamos, pero siguen llevando el bastón de mando y mansamente hacemos por olvidar la afrenta confiando en la Justicia. No es ese tampoco un puerto seguro y lo sabemos, vemos como a la sombra de las togas las sogas solo se anudan en los cuellos de los débiles. Togas y sotanas (negro de luto) tienen especial aferencia al poder, van de su mano, conceden su audiencia y su perdón para mutuo beneficio, la simbiosis de la carroña. 

   Qué nos queda cuando nos asomamos a ese precipicio de oscuridad que nos muestra un futuro negro e incierto. Sin duda la educación que nos saca de la animalidad. Es la esperanza de pensar que las aulas son el nido donde se gestará la humanidad y la empatía. Oigo en ellas sin embargo, voces que gritan consignas viejas, aquellas que vienen de los tiempos oscuros de la patria. La feroz ultraderecha se ha infiltrado en sus pilares y va dictando algunas banderas que nos acercan de nuevo al lodo. imponen el olvido de quien fuimos y se erigen, pese a representar nuestro más desolador pasado, en los salvadores y hacedores de un futuro glorioso. Algunos los creen y ya van siendo muchos los discursos del odio que vencen a las palabras de amor. 

   El mundo está lleno de discursos encendidos, palabrería de los que poseen altavoz para dirigir los destinos de la manada. Marcar la diferencia, establecer un orden en el que la jerarquía siempre estará en manos de los patriotas, los nuevos redentores de una fe antigua y demoledora. Apelan a Dios y se alejan de su doctrina, alaban la cristiandad y abominan de sus principios que se basan en el amor y en la fraternidad. La parusía vendrá con jinetes y guadañas. Hay también en estos días de tristeza, silencios atronadores, aquel que las púrpuras invistieron con las ropas de San Pedro, elegido en un cónclave tan mediático como anacrónico, esperando la luz del Espíritu Santo y tejiendo los intereses de la curia, no deja oír su voz, se esconde tras los cristales ahumados del Vaticano. ¿Acaso estará preparando una encíclica en la que excomulgue a aquellos que cometen delitos contra el Hombre, estará hilvanado un discurso que acerque la paz donde existe la muerte? Esa voz que ha sido investida con el poder de representar un credo basado en el amor al prójimo sigue en silencio. ¿No esperamos ya nada de los líderes espirituales? Estamos también en el precipicio de la moral. 

   Miro abajo y es verdad que el fondo es infinito e insondable, la oscuridad no deja ver su final. ¿Arderemos en las llamas o será una caída al vacío del Universo? Vuelvo la vista e intento aferrarme a lo que queda, a las ascuas de lo que fuimos. Como en Pandora, siempre queda la esperanza. La esperanza de las gentes que se levantan y gritan a los gobiernos para que despierten y vean los dramas que no se pueden tolerar. Carreteras cortadas, vueltas ciclistas, ¡Mazón a prisión!, una flotilla de idealistas que se enfrenta a un ejército cruel (Ulises contra Polifemo, David contra Goliat), siempre con la piedra en la honda para gritar: ¡Basta! Basta de asesinatos, basta de negocios sucios, basta de injusticias, basta de olvido. 

   Sólo el arte y la bondad puede salvarnos, cada acto solidario tratará de equilibrar el desorden del Universo, pero seguimos al borde del abismo.

BOHEMIAN RHAPSODY