¡ME CAGOENMI!

lunes, 6 de octubre de 2025

   Ahora que todo el mundo está contento del Plan de Paz en Gaza, que los silenciosos gobernantes ven el vaso medio lleno de un líquido llamado esperanza por la que nunca levantaron la voz. Ahora que tras dos años de genocidio, de las más crueles maneras de masacrar un pueblo, se abre un hilillo de luz, yo no siento ese alborozo general. Me doy asco a mí mismo por pensar que todo es una Trumpa, un burdo señuelo urdido por dos psicópatas. Me doy miedo porque empiezo a dudar si soy en realidad un conspiranoico. 

    Quién dice que no puede ser verdad que Netanyahu harto de asesinar niños, no ha considerado la posibilidad de acabar con los bombardeos y aquí paz y después gloria. Ni que Trump, su factótum, no merezca el Nóbel de la Paz o incluso el de Medicina, después de las convenientes advertencias a las gestantes para evitar el paracetamol  y sus anteriores aportaciones acerca de la ingesta lejía en el Covid. 

    Es posible que esta mente lúcida, investida del poder que otorga la democracia consiga una tregua a la que seguirá una paz que no sea la de los muertos. Él, ser supremo, máximo pontífice, primus inter pares, Rex o imperator, consigue abrir las aguas del mar muerto para los Israelitas y los conduce con su cayado a la Tierra sagrada, mientras los palestinos observan atenta y famélicamente su beneficiencia. Una pax romana obtenida por la fuerza, sin dialogo, impuesta, porque su voz es la misma que la del Altísimo y no requiere la opinión de sus vasallos. Corifeos y mentores a sueldo santificarán los 20 puntos del acuerdo.

    Es posible que luego de liberar los rehenes, cualquier excusa sirva al asesino para retomar la matanza y su benefactor dirá que es en legítima defensa. No me creo que después de todas las atrocidades cometidas en los últimos setenta años y las recientes brutalidades, haya llegado de repente el momento de la Paz.

   Qué asco me doy porque no veo más que maldad en ese acto de ultraje, donde el asesino quedará impune, donde los 66.000 muertos yacerán en la tierra que soñaron, donde en los vivos se habrá sembrado la semilla del odio que permanecerá para siempre. Maldito sea yo, que no aprecio como seguramente lo hacen los ya desnutridos gazatíes la urgencia de parar el hambre y los bombardeos a costa de lo que sea, renunciando a cualquier atisbo de dignidad. 

   Un aplauso general romperá el silencio cuando las bombas callen y no dejará oír el llanto de los que en aquel desierto de ruinas habitan. 

    Me cagoenmi por ser tan ciego y sordo a la bondad de los líderes del mundo. Por no ser complice de esta alegría general.

https://youtu.be/orzbij7aT0I?si=f8MtVDJgGrPs1pAI


AL BORDE DEL ABISMO...

domingo, 28 de septiembre de 2025

   Es cierto que caminar por el hoy es hacerlo en el filo de la navaja, en un ay constante por la siguiente herida que te infringe la realidad. Desayunamos con los niños asesinados y la destrucción aberrante de un territorio. La naturaleza del hombre es sin duda animal y su animalidad puede que le haya salvado en la evolución, pero es no asumible que a día de hoy podamos admitir a un malvado como referente. Para parar un genocidio seguramente se necesita la violencia, ¿por qué se justifica una y no la otra? Sé que no tiene sentido hacerse preguntas cuando todo parece absurdo con un psicópata liderando al mundo. Nos movemos a impulsos, nosotros, los mercados, los noticieros, según la disparatada amenaza que salga de su boca, el insulto que profiera hacia un colectivo, la idea delirante que pensó esa noche en la almohada o mientras defecaba en su baño dorado. El mundo parece que decididamente se asoma al abismo, cambia el clima y trivializamos su importancia, seguimos por la ruta que marcan los dementes, tanta ciencia para nada. Nos sentimos a salvo de los desastres porque creemos haber tenido la suerte de haber nacido en la Arcadia, a salvo de todo gracias a la Democracia que es nuestra tabla de salvación. Hay veces que ese asidero parece tan frágil como las pateras a mar abierto, es una ilusión una realidad más virtual que verdadera. Cuando el desastre nos golpea y comprobamos que estamos gobernados por incapaces que prometieron la excelencia y no son más que ineptos carroñeros, nos entra el pánico, nos agitamos, insultamos, pero siguen llevando el bastón de mando y mansamente hacemos por olvidar la afrenta confiando en la Justicia. No es ese tampoco un puerto seguro y lo sabemos, vemos como a la sombra de las togas las sogas solo se anudan en los cuellos de los débiles. Togas y sotanas (negro de luto) tienen especial aferencia al poder, van de su mano, conceden su audiencia y su perdón para mutuo beneficio, la simbiosis de la carroña. 

   Qué nos queda cuando nos asomamos a ese precipicio de oscuridad que nos muestra un futuro negro e incierto. Sin duda la educación que nos saca de la animalidad. Es la esperanza de pensar que las aulas son el nido donde se gestará la humanidad y la empatía. Oigo en ellas sin embargo, voces que gritan consignas viejas, aquellas que vienen de los tiempos oscuros de la patria. La feroz ultraderecha se ha infiltrado en sus pilares y va dictando algunas banderas que nos acercan de nuevo al lodo. imponen el olvido de quien fuimos y se erigen, pese a representar nuestro más desolador pasado, en los salvadores y hacedores de un futuro glorioso. Algunos los creen y ya van siendo muchos los discursos del odio que vencen a las palabras de amor. 

   El mundo está lleno de discursos encendidos, palabrería de los que poseen altavoz para dirigir los destinos de la manada. Marcar la diferencia, establecer un orden en el que la jerarquía siempre estará en manos de los patriotas, los nuevos redentores de una fe antigua y demoledora. Apelan a Dios y se alejan de su doctrina, alaban la cristiandad y abominan de sus principios que se basan en el amor y en la fraternidad. La parusía vendrá con jinetes y guadañas. Hay también en estos días de tristeza, silencios atronadores, aquel que las púrpuras invistieron con las ropas de San Pedro, elegido en un cónclave tan mediático como anacrónico, esperando la luz del Espíritu Santo y tejiendo los intereses de la curia, no deja oír su voz, se esconde tras los cristales ahumados del Vaticano. ¿Acaso estará preparando una encíclica en la que excomulgue a aquellos que cometen delitos contra el Hombre, estará hilvanado un discurso que acerque la paz donde existe la muerte? Esa voz que ha sido investida con el poder de representar un credo basado en el amor al prójimo sigue en silencio. ¿No esperamos ya nada de los líderes espirituales? Estamos también en el precipicio de la moral. 

   Miro abajo y es verdad que el fondo es infinito e insondable, la oscuridad no deja ver su final. ¿Arderemos en las llamas o será una caída al vacío del Universo? Vuelvo la vista e intento aferrarme a lo que queda, a las ascuas de lo que fuimos. Como en Pandora, siempre queda la esperanza. La esperanza de las gentes que se levantan y gritan a los gobiernos para que despierten y vean los dramas que no se pueden tolerar. Carreteras cortadas, vueltas ciclistas, ¡Mazón a prisión!, una flotilla de idealistas que se enfrenta a un ejército cruel (Ulises contra Polifemo, David contra Goliat), siempre con la piedra en la honda para gritar: ¡Basta! Basta de asesinatos, basta de negocios sucios, basta de injusticias, basta de olvido. 

   Sólo el arte y la bondad puede salvarnos, cada acto solidario tratará de equilibrar el desorden del Universo, pero seguimos al borde del abismo.

BOHEMIAN RHAPSODY

¡MÁS MADERA!

jueves, 4 de septiembre de 2025

   Como dijo Groucho o Harpo o cualesquiera de los hermanos Marx, que no estaban emparentados con Karl: ¡Más madera que es la guerra! Viene al pelo con la que se está quemando en estos tiempos y en estas tierras. Los incendios todos sabemos que forman parte de los desastres naturales, pero como la DANA, el desastre es más o menos digerible según la gestión del mismo. Parece que no queremos verlo, el PP gestiona a golpe de titular. La previsión es un gasto superfluo, un chiringuito prescindible. Este es su programa y lo explicaron bien. Claro que ahora hay que dirigir el fuego hacia otros, como no, al perro Sánchez y su pérfido gobierno que no ofrece ayuda a las comunidades del PP. Hoy por hoy, es tanta la información, que hasta la desinformación queda desacreditada si se quiere leer. Han desmantelado los servicios de prevención, han tenido comidas, reuniones o vacaciones que no les han permitido calibrar la gravedad de la situación. Su lema sigue vigente: El que pueda hacer que haga, tranquilos que ya buscaremos un culpable. 

   Lo peor de todo es, como decía Mónica Oltra (ya en el paraíso de los desterrados por la Justicia): “Son peligrosos no por ladrones, que lo han demostrado, sino por incompetentes” . La gestión de situaciones como el 11-M, el yak 42, el chapapote, el accidente de metro de Valencia, la DANA. En todos ellos los culpables fueron ETA, las condiciones de vuelo, un petrolero viejo que no ha pagado ninguna indemnización después de tantos años, el conductor del metro (mil años después la responsabilidad era de la gestión, pero sin consecuencias) y la AEMET, nunca los gestores. Sus responsables son los que dan ahora lecciones de moral, exigen continuamente responsabilidades, ninguno de ellos ha asumido el más mínimo error, no han pedido nunca perdón. Los medios, los jueces, garantes de los derechos ciudadanos, de las reglas de la democracia, de la separación de poderes, ni están a la altura ni se les espera. 

   Todo esto ya tendría que haber abierto los ojos de los ciudadanos, pero la ceguera colectiva es el distintivo de esta Era. Estamos viendo ante nuestros ojos un genocidio de una magnitud que nunca hubiéramos imaginado, retrasmitido en directo, con niños asesinados e imágenes difíciles de asimilar por cualquier ser humano que se considere como tal y sólo escuchamos palabras y comunicados (algunos todavía pretenden justificar o difuminar el horror causado), pero las acciones de los gobiernos están ausentes todavía. El gobierno de Israel, bajo el manto de Trump ejerce de asesino, con total impunidad. No falta madera para hacer arder el mundo. 

   Sólo el dolor abre los ojos, la información nos adormece. Los telediarios, las noticias y las imágenes apenas nos estremecen, seguimos en una siesta postpandrial que nos abotarga en nuestros cómodos sillones. Los medios con su equidistancia ejercen de tranquilizante, van administrando las noticias espeluznantes con comunicados que los rechazan y nos sirve de bálsamo. Los gobiernos apoyan sin fisuras a Zelensky, llevamos armamento y acogemos a los refugiados. Sean cuantas sean las víctimas en Ucrania ¿No son demasiados 62.000 palestinos, la mayor parte de ellos civiles y niños para que los gobiernos aíslen al genocida? 

   Hemos perdido la partida, la Democracia es una ilusión y el Humanismo de Europa un sueño pasado por el tamiz de la realidad que se quedó en una fantasía. La separación de poderes en nuestro país produce hilaridad. Lo dice el Presidente y se rasgan las vestiduras. El 23F los tricornios lo intentaron, ahora las togas con sus elegantes puñetas y la seriedad de sus rostros se presenta como la Inmaculada Concepción, sin pecado y sin ningún atisbo de motivación política en sus resoluciones. Anatema quien pronuncie que hay jueces que hacen política encubierta tras la toga, son todos ellos seres angelicales, incorruptibles e imputrescibles, se diría que asexuados y apolíticos desde el momento que aprueban su oposición y quien diga lo contrario miente. Es una afrenta para el Rey que el Fiscal General acuda por su imputación, pero que acudiera con un CGPJ caducado durante 10 años, eso no afrentaba la corona. 

   La locura de Trump, es posible que en EEUU puedan pararla la acción de la Justicia que ha puesto coto a alguno de los demenciales planes del orate de pelo rojo. Aquí el franquismo dejó demasiado bien atadas las cosas. Los locos de estas latitudes quieren hundir barcos de ayuda a los que por motivos de miseria se adentran en el mar, quieren devolverlos sin atender a las garantías constitucionales, esos son los patriotas y no hay ningún tribunal que incoe un expediente por apología del terrorismo. Son inmunes porque están protegidos, se sienten invulnerables. Hablan sin moral ni tapujos, esgrimen argumentos falaces con total naturalidad. Incluso se permiten organizar actos en el Congreso donde juegan con una ironía mal entendida con cosas que no son de jugar y hasta un exmagistrado salido de la misma caverna se transfigura en mujer porque él lo dice y quien le lleve la contraria ya se verán en los juzgados. Ya imagino las sentencias de absoluta neutralidad y ecuanimidad que emitió en su tiempo este jurista. Me pasa con la Justicia como con el clero, la curia y las altas instancias de la Judicatura denigran la labor diligente de miles de cristianos o letrados y jueces, que cada día seguro se dejan la piel y creen en la fe o la profesión que ejercen. Los Tribunales Supremos y Divinos no me generan confianza, sólo temor y algo de urticaria. 

Arde el monte, se queman los entornos que nos hacían ser uno de los países más ricos en
cultura rural, pero sobre todo se queman las ilusiones por acabar siendo

una democracia madura, un país decente.

Llorona. DePedro y Mon Laferte

TODOS LO SABEN

domingo, 10 de agosto de 2025

   Cuando Gaza quede convertida en una sepultura y los cadáveres se amontonen irreconocibles entres sus escombros. Cuando el mundo, finalmente se atreva a denunciar que la masacre de miles de palestinos es un genocidio, nadie podrá esgrimir el desconocimiento. En el momento en que el gobierno de Israel sea visto como un gobierno asesino, su acción como un atentado contra los Derechos Humanos o simplemente contra la más elemental norma de humanidad, la compasión. Cuando caiga el velo de la fingida ignorancia y se descubra la cruel barbarie cometida sobre inocentes, entonces todo será innecesario. Los judíos no podrán esgrimir su pasado como defensa, porque habrán sido como el resto de los ciudadanos del mundo cómplices de la macabra destrucción de un pueblo. No valdrá el argumento de :“no sabíamos que era así”, quedarán manchados por el pecado de la impiedad. 

   Para entonces se celebrarán rifas solidarias, conciertos para recaudar fondos y reconstruir lo que ya no es posible levantar. Los 100.000 muertos reclamarán venganza, las almas permanecerán acechando en las calles (o en los palacios), manteniendo el recuerdo de las matanzas, de los crímenes imperdonables de niños inocentes. Los que se salvaron del exterminio serán también cadáveres vivos, que habrán perdido su futuro porque el pasado los atrapó y los llenó de odio. Esos hombres, mujeres y niños famélicos crecerán en el desprecio y la rabia hacia quienes les sometieron a la condena de la soledad. Miraran con desprecio y rencor al resto del mundo que cerró los ojos ante lo evidente. 

   Un día paseando por las calles de cualquier ciudad, asistiendo a un concierto o rezando en una iglesia o una sinagoga, se escuchará el repiqueteo de un arma automática que sembrará el suelo de nuevos cadáveres, muertos sin sentido, muertos por la ceguera hipócrita. El asesino se convertirá entonces en terrorista porque ya todo lo había perdido. Y el verdadero asesino, el que causó aquel infame genocidio esgrimirá con orgullo el argumento: "yo tenía razón, había que acabar con todos los terroristas". 

   Todos bajaremos la cabeza, no habrá remordimiento, sólo tristeza y un olvido que hará repetirse la Historia como un ciclo. 

   Para entonces la maldad habrá ganado la partida y todos diremos que no sabíamos nada, pero mientras tanto, vamos sembrando la semilla del odio.

¿Dónde pongo las flores? El Nann y Feten Feten

TAI CHI

viernes, 1 de agosto de 2025

   Esta mañana desde la ventana pude ver una mujer china, menuda, con camiseta beig y pantalón naranja, entre los columpios del parque realizar ejercicios de Tai Chi, mientras, su perro la miraba como extasiado. Yo también estaba un poco hechizado por los movimientos suaves y armónicos, con una música que sonaría quizá en su cabeza. Ha estado más de media hora cambiando de posición, levantando suavemente las piernas, estirando y recogiendo los brazos. Me ha dado envidia. Como me gustaría poder refugiarme en una espiritualidad que permitiera fugarme por un instante de este mundo que me repugna. 

   No puedo resignarme a seguir viendo a un ejército masacrar a población inerme y hambrienta, con la complicidad del resto del mundo. Retransmiten el horror y pretenden que seamos a su vez cómplices por no salir a gritar asesinos. La geoestrategia permite a nuestros gobernantes mantenerse asépticamente al margen de los crímenes. No son los primeros ni los únicos que suceden, pero que nos restrieguen la maldad absoluta, sin poder ni siquiera esperar que como país civilizado, hagamos algo o lo que es peor, contribuir con el silencio a que el asesino siga justificando sus crímenes, requiere mucho Tai Chi para serenarse. 

   Si aderezamos estas atrocidades con la corrupción institucional, la impunidad de los corruptos (que prescriben sus causas o pagan con un breve tiempo entre rejas sin restituir el daño causado, sin aflorar el dinero estafado). Si añadimos un poquito de sal a la herida con la violencia de género y para dar color al caldo añadimos el odio a los migrantes pobres o a los simplemente pobres. Si el condimento se acompaña del fuego de los discursos xenófobos, de los insultos constantes en el Parlamento (el templo de la palabra lo llaman). Si mientras cuece el potaje escuchamos de fondo la música de un perturbado que a base de amenazas y de la prepotencia que tienen aquellos que portan el arma del poder, vamos cociendo a fuego lento una salsa que no puede ser otra que un cieno. Y el planeta gritando que se muere y nosotros escuchando los cantos de sirena de la economía. 

   Como civilización hemos claudicado, perdimos el rumbo de la decencia y el arrojo para defender los principios que quisimos que fueran el eje fundacional de nuestra sociedad. Los mediocres, los malvados, los supermillonarios, nos han metido en el caldo y flotamos subiendo y bajando en el chup chup de la cocción, somos la patata de relleno que si acaso, aplastaran con el caldo antes de comerse la vianda. No somos nadie en el mundo, representamos un teatrillo del que no manejamos los hilos, nos plantamos delante del orate con su embudo en la cabeza y la cachiporra en la mano y decimos: “sí, señor”. 

   Patéticos. Necesitaría mucho Tai Chi para poder olvidarme de donde estamos y sobre todo de lo que les espera a nuestros nietos. 

   Ohmmmm!

¡QUE LÁSTIMA DE BIGOTE!

sábado, 5 de julio de 2025

   Érase una vez un hombre que perdió su bigote que era su seña de identidad. Un hombre de pelo engominado, facciones perfiladas, con un rictus ensayado de cabreo perpetuo y fatua suficiencia, que cuando sonreía mostraba una pose burlona que enfatizaba su petulancia. Era bajo de estatura, pero caminaba subido a la peana de una imaginaria columna sobre la que mostraba su egregia figura. Vanidoso o narcisista, o simplemente un presuntuoso ególatra que se tenía por un elegido, como ciertos y celebres personajes que pueblan nuestro mundo. 

   Hablaba con pausas, ensayados silencios o empaquetados y crípticos acertijos al estilo de las Sibilas del Oráculo. En su lenguaje pastoso, abundaba el desprecio y la indiferencia, no buscaba convencer, porque él ya estaba convencido que de su boca sólo salían verdades incuestionables, axiomas capaces de cambiar la Historia. Se sabía escuchado y adorado como el becerro de oro, los que cuestionaban sus sabias profecías recibían el anatema y la maldición. Los exégetas adulaban su fanfarrona chulería y la convertían en dogma. 

   Aquel hombre cuyo bigote ocupaba el centro neurálgico de su rostro pomposo y serio, una vez perdió el mostacho, pero quedó una sombra, como un bozo adolescente que mantenía el recuerdo de la pelusa tupida que le precedió. 

   Como Sansón al perder su cabellera, tuvo una gran pérdida, no de la fuerza, pues no era aquel enano un atlante o un hercúleo forzudo, pero con la pérdida del bigote, mermó su memoria. Olvidó su pasado, fundió a negro las consecuencias nefastas de sus decisiones anteriores. Había olvidado con su lampiño labio las consecuencias de la guerra y las armas que nunca existieron, olvidó pedir perdón, perdió la capacidad de rememorar aquella infausta época de corrupción que le envolvió y marco su tiempo, libre del peso des pasado, arremetía ahora contra los corruptos y les exigía su redención a través de la dimisión y que abjurasen de sí mismos como penitencia. Les llamó mentirosos cuando la mentira había estado permanentemente en su boca. Ignoró a los que saltaban fronteras por el hambre. Olvidó a los pobres porque no les reconocía en su pobreza, olvidó a los diferentes. Entró en el delirio de que nadie recordaría como él su pasado, se sentía libre de sus actos pretéritos. 

   Aquel hombre sin bigote, mantuvo su rostro hierático y severo, perseguido por la sombra de aquella mancha desvanecida. Seguía siendo pedante y soberbio, mantuvo aquel desdén altivo y solemne, continuó con sus acerados discursos de moralina y consignas caducas que creía de obligado cumplimiento. 

   Este hombre se movía con ademanes que parecían los de un muñeco que imitaba al personaje. Como al Cid Campeador sus acólitos lo mantuvieron en alto sobre el caballo, movido por resortes mecánicos que daban verosimilitud a un ser disecado por el tiempo y los avatares de la vida. Producía una mezcla de vergüenza y enojo verlo dirigirse docto a la asamblea. ¡Una pena! ¡Qué lástima de bigote que se llevó su memoria! ¿Cuantos secretos guardará ese felpudo? ¿Que triste destino de aquel belfo despeluchado? 

   Érase una vez, que la pérdida de un bigote supuso la desmemoria y con ello se perdió el crédito, como perdió un rey su reino por un clavo de la herradura.

 

“POR UN CLAVO SE PERDIÓ UN REINO”

“Por la falta de un clavo fue que la herradura se perdió.
Por la falta de una herradura fue que el caballo se perdió.

Por la falta de un caballo fue que el caballero se perdió.

Por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió.

Y así como la batalla, fue que un reino se perdió.

Y todo porque fue un clavo el que faltó”.

Poema de George Herbert escrito en 1651


Mi pobre patria. Franco Battiato.