DOMINGO DE RAMOS

domingo, 13 de abril de 2025

   Hoy Domingo de Ramos, inicio de la Pascua Cristiana es un buen día para pensar sobre lo efímero del éxito, lo perecedero de la gloria y la notoriedad. Cristo entró en Jerusalén en olor de multitudes, recibido con ramas de palma, aclamado como un líder y cinco días después era crucificado. El propio Poncio Pilato atendiendo la demanda del pueblo alentado por el Sumo sacerdote Caifás, se lavó las manos y permitió su ejecución. Quizá él mismo no deseaba el martirio, porque alguna vez escuchó la sentencia que los esclavos decían al oído de los emperadores: “memento mori” recuerda que vas a morir, eres un simple mortal no un dios, la gloria se desvanece como el humo. 

   Dos mil años de historia después no aprendimos el mensaje. La humildad es un valor que cotiza a la baja, los grandes hombres que hacen la Historia, se empeñan en mostrarnos su grandeza y su estupidez al creer que la celebridad será infinita, que su nombre se grabará en letras de oro en la memoria colectiva y las generaciones venideras lo venerarán como un semidios. Nada más lejos de lo posible, todos aquellos que en vida gozaron las mieles del éxito y la adulación de sus adeptos o murieron bajo el fuego amigo o fueron denigrados por su soberbia. La traición de los propios acólitos estuvo en algunas de aquellas ejecuciones del personaje, los que antes lo ensalzaban lo calumniaron después para lavar su propia culpa. Sólo los humildes han llegado a ser ensalzados por la Historia. 

   Así pues, amigo, vive una vida sencilla, haz que tu huella sea a la vez efímera pero firme, que tu ego no enturbie la verdad de tu transitoria existencia. Aunque el bien no te reporte beneficios no creará enemigos que pretendan mancillar tu memoria, aunque no disfrutes de una notoriedad embriagadora, embriágate con las bondades de la vida, relame el tiempo de miel y sonríe ante la adversidad, porque todo es pasajero. No te dejes llevar al Olimpo por los vítores ni te aflijas por los errores, desconfía de los aduladores y confía en quien te dice la verdad, aunque duela. 

    “La única forma de protegerte de los aduladores es que la gente entienda que decirte la verdad no te ofende”       Maquiavelo

 

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