Estamos a punto de empezar la función. Bienvenidos al país de las maravillas, al mundo de la fantasía. Hacer grande América otra vez o crear un nuevo imperio, qué más da. Groenlandia, Panamá, el golfo de México o Canadá son sólo el comienzo. El sueño de los grandes hombres, intoxicados de esteroides, la visión de los tecnócratas millonarios se va a hacer realidad, sus húmedos pensamientos están a punto de eclosionar en un futuro incierto generando más dolor si cabe a los desposeídos. Trumpilandia es un lugar indeterminado, no necesitamos cruzar el Atlántico, está en cualquier espacio donde viven sus mentores. En ultramar el clown, con su cara de Joker, mitad máscara mitad real, nos prepara para una nueva era. El siglo del ego, un nacionalismo ya conocido y de mal recuerdo, aderezado con la oligarquía tecnológica que se le ha unido en la búsqueda de la nueva raza aria. Los elegidos por el destino para dirigir el mundo deben poseer mentes fuertes, capaces de igualar a sus computadoras, son propietarios de fondos bancarios infinitos, incapaces de gastar todo su patrimonio si no es en lo que pueda agrandarlo. Hombres de negocios, ricos sin pudor. Ellos van a transformar la sociedad para darnos la libertad. La libertad de ser esclavos. Pegados a sus pantallas, pendientes de sus discursos, atrapados en los nuevos dispositivos imprescindibles para vivir en su libertad. El nuevo hombre nacerá con un implante neuronal que le haga buscar la felicidad en la riqueza, en el poder. Estamos salvados.
Más cerca de nosotros, el mundo corre en la misma dirección hacia el abismo de la farsa. La mentira, las promesas vacías, la perversión de utilizar el poder para crear un estado de clanes y tribus, ya ha ganado muchas batallas. La Europa de los sueños, la que se rebeló contra la barbarie y quiso recuperar los conceptos de la Democracia es ya Historia. Permitimos y financiamos las matanzas, los crímenes contra la Humanidad argumentando sólo con palabras vacías, ningún acto que pueda molestar al gran poder. El fascismo va dejando de ser temido y gracias a la propaganda y la infoxicación interesada, es una alternativa posible.
No hay más que mirar alrededor, en nuestro propio entorno. Desde la oscuridad del pasado, de ese franquismo que no quieren recordar, asoman los autos que pervierten la Justicia. Las togas nos muestran como la democracia era sólo un señuelo para perpetuar las políticas rancias. Individuos como Mazón, apenas un títere dentro del espectáculo, un segundón prescindible en su momento, alientan la falsedad, la torticera mentira que pretende ocultar su incompetencia. No son sólo criminales por omisión, eso lo fueron en momento del desastre, ahora se han convertido en corruptos y falsarios con propósitos más ruines.
Trumpilandia no es un parque de atracciones, no es tren de la bruja con calaveras de plástico y sustos previsibles, es un proyecto real para convertir el mundo en propiedad de unos pocos. Cuando nos demos cuenta seremos el escudo humano necesario para mantener sus imperios. Entre tanto disfrutemos del espectáculo, que corran las palomitas, el algodón dulce, viajemos al espacio, disfrutemos de la tecnología que nos ofrecen, sumémonos a sus sueños húmedos de ser los amos del Universo, no son más que los hilos de esta tela de araña, un trumpantojo de la libertad y la felicidad que nos prometen.
You never can tell. Chuck Berry