14.000 RAZONES PARA PROTESTAR

domingo, 26 de enero de 2025

   El juez Carretero ha acumulado más de 14.000 quejas que han llegado al CGPJ por su interrogatorio a Elisa Mouliaá. ¿Merecidas? Sin duda, un interrogatorio que parecía el de un cura franquista en el confesionario, tratando de imponer su moral, sus rancios principios y quién sabe si sus sueños húmedos sobre aquella relación de la que únicamente debía aclarar los hechos, oír los relatos, sin necesidad de entrar en detalles obscenos irrelevantes, de los que posiblemente sólo él estaba interesado y no eran necesarios para emitir una sentencia. Da la impresión de que tenía ya redactado el auto del procedimiento, con la acostumbrada palabrería de la justicia, que finalmente atiende a las razones que el propio juez puede encontrar “interpretando” la Ley. De la interpretación de esta clase de juez ya conocemos unas cuantas. Se queja ahora de que sea pública la declaración. Señor Carretero: las filtraciones son una constante en la Justicia, consentidas por la propia judicatura, nunca penalizadas y la mayor parte de las ocasiones interesadas. Pero además ¿Por qué no puede ser público un juicio, o una fase de instrucción, qué inconveniente encuentra en que sea transparente el relato tanto del demandante como del demandado? Tomen ejemplo de Gisèle (la víctima de Pelicot), su generosidad y transparencia ha permitido poner de relieve cuán malvado son algunos individuos, cuanta violencia escondida e infrajuzgada hay en una sociedad podrida, acostumbrada a poner bajo la alfombra los casos de violencia machista, a soportar conductas abyectas dentro del matrimonio o de la pareja por mor de nuestra pacata educación religiosa (la católica y las otras), donde la mujer es un artículo desprotegido del control de su marido. 

   Me parecen pocas las 14.000 quejas al juez Carretero, pero habría que preguntarse el número de quejas que merece el propio CGPJ por su tardía renovación, su caduca actividad durante años, su incompleta renovación a falta todavía de ponerse de acuerdo en la manera de nombrar nuevos puestos en la judicatura, pendientes desde hace tanto tiempo. A propósito ¿Al juez Peinado no le ha llegado ninguna? Dar credibilidad a denuncias de Manos Limpias basadas en recortes de periódico, mantener una causa que ha ido cambiando de propósito según la conveniencia, realizando citaciones que fueron más mediáticas que resolutivas, a sabiendas, ¿No merece ninguna amonestación? 

   Del juez Hurtado tampoco hemos visto que reciba ninguna queja por investigar filtraciones y tratar al Fiscal General como un terrorista y al señor Miguel Ángel Rodríguez como un testigo de absoluta credibilidad, a pesar de sus mentiras flagrantes en sede judicial que supone un delito de falso testimonio, tampoco por ignorar las declaraciones de periodistas que puedan desmentir el relato que ya se ha vendido. Nada de ello es punible, ni valorable como extralimitación en la aplicación de una justicia de parte. 

   Supongo que no hemos llegado a saber la apabullante cantidad de denuncias al CGPJ sobre la resolución de la Audiencia Nacional desconociendo la identidad de M. Rajoy, posiblemente un tal Manolo Rajoy. Es posible que no llegase ninguna porque no lo merece, es tan evidente la cantidad de posibilidades que entraña el acertijo que no puede pedirse a los letrados absoluta certeza, siendo que basan sus sentencias en la más absoluta imparcialidad. 

   Desconozco si recibió el juez García Castellón, aquel que vino a petición de Zaplana e Ignacio González para poder juzgar la Gürtel y que sacó de la cárcel a Ignacio, desimputo a Rajoy, Esperanza Aguirre…Para nota es la elevación al Tribunal Supremo el delito de terrorismo a Tsunami Democrátic por unos hechos ocurridos 5 años antes (hasta entonces olvidados) y con un muerto por infarto ajeno a los hechos. Si llegaron denuncias no lo sabemos, pero es posible que no merezca reproche alguno, si además tuvo que dejar un cómodo puesto para tener que venir a lidiar con este caso maléfico. La interpretación del Tribunal Supremo del animo de lucro de Puigdemont (al que no profeso especial simpatía) sin que exista enriquecimiento del mismo, para evitar su amnistía de una manera un tanto torticeramente, merecería también alguna sugerencia. 

   No es que me sorprendan las 14.000 quejas a Carretero, me sorprende que los propios jueces, que la judicatura entera no esté protestando del lamentable estado de credibilidad de la Justicia ante la ciudadanía. El CIS (o cualquier otro para no mezclar a Tezanos y que inundemos la web de quejas al CGPJ) podría realizar una encuesta y creo que encontrarían sin mucho margen de error, que la gran mayoría de los ciudadanos tienen depositada en la frase: “la Justicia es igual para todos” cero confianza. 

   Mejorar la Justicia y la calidad de la vida política ayudaría bastante a rejuvenecer esta democracia que ha envejecido prematuramente porque venía contaminada por el chapapote que impregnó la sociedad durante los cuarenta años de desprecio a la libertad, por el oscuro periodo que ahora algunos quieren engrandecer, en que la cultura era un peligro y la ignorancia una garantía de paz, por la falta de ruptura con aquellos que utilizaron más la venganza que la voluntad de recomponer una sociedad rota, por la falta de reconocimiento y enseñanza a los hombres y mujeres de este país que la libertad tiene que ver con la igualdad, con la justicia social, con la empatía, con la solidaridad, con la aceptación de la diversidad como riqueza y no como barrera. 

   El hartazgo de los ciudadanos lleva al desentendimiento, al olvido de la historia, al alejamiento de la obligación de participación crítica en la construcción de nuestra sociedad, justo lo que necesitan los fascistas para recuperar el poder y legitimar su ideario perverso. 

 

Guitarrica de la Fuente. Agua y mezcal

TRUMPILANDIA

domingo, 19 de enero de 2025

   Estamos a punto de empezar la función. Bienvenidos al país de las maravillas, al mundo de la fantasía de Donald. Hacer grande América otra vez o crear un nuevo imperio, qué más da. Groenlandia, Panamá, el golfo de México o Canadá son sólo el comienzo. El sueño de los grandes hombres, intoxicados de esteroides, la visión de los tecnócratas millonarios se va a hacer realidad, sus húmedos pensamientos están a punto de eclosionar en un futuro incierto generando más dolor si cabe a los desposeídos. Trumpilandia es un lugar indeterminado, no necesitamos cruzar el Atlántico, está en cualquier espacio donde viven sus mentores. En ultramar el clown, con su cara de Joker, mitad máscara mitad real, nos prepara para una nueva era. El siglo del ego, un nacionalismo ya conocido y de mal recuerdo, aderezado con la oligarquía tecnológica que se le ha unido en la búsqueda de la nueva raza aria. 

    Los elegidos por el destino para dirigir el mundo deben poseer mentes fuertes, capaces de igualar a sus computadoras, son propietarios de fondos bancarios infinitos, incapaces de gastar todo su patrimonio si no es en lo que pueda agrandarlo. Hombres de negocios, ricos sin pudor. Ellos van a transformar la sociedad para darnos la libertad. La libertad de ser esclavos. Pegados a sus pantallas, pendientes de sus discursos, atrapados en los nuevos dispositivos imprescindibles para vivir en su libertad. El nuevo hombre nacerá con un implante neuronal que le haga buscar la felicidad en la riqueza, en el poder. Estamos salvados.

   Más cerca de nosotros, el mundo corre en la misma dirección hacia el abismo de la farsa. La mentira, las promesas vacías, la perversión de utilizar el poder para crear un estado de clanes y tribus ya ha ganado muchas batallas. La Europa de los sueños, la que se rebeló contra la barbarie y quiso recuperar los conceptos de la Democracia es ya Historia. Permitimos y financiamos las matanzas, los crímenes contra la Humanidad, argumentando sólo con palabras vacías, ningún acto que pueda molestar al gran poder. El fascismo va dejando de ser temido y gracias a la propaganda y la infoxicación interesada, es una alternativa posible. 

   No hay más que mirar alrededor, en nuestro propio entorno. Desde la oscuridad del pasado, de ese franquismo que no quieren recordar, asoman los autos que pervierten la Justicia. Las togas nos muestran como la democracia era sólo un señuelo para perpetuar las políticas rancias. Individuos como Mazón, apenas un títere dentro del espectáculo, un segundón prescindible en su momento, alientan la falsedad, la torticera mentira que pretende ocultar su incompetencia. No son sólo criminales por omisión, eso lo fueron en momento del desastre, ahora se han convertido en corruptos y falsarios con propósitos más ruines. 

   Trumpilandia no es un parque de atracciones, no es tren de la bruja con calaveras de plástico y sustos previsibles, es un proyecto real para convertir el mundo en propiedad de unos pocos. Cuando nos demos cuenta seremos el escudo humano necesario para mantener sus imperios. Entre tanto disfrutemos del espectáculo, que corran las palomitas, el algodón dulce, viajemos al espacio, disfrutemos de la tecnología que nos ofrecen, sumémonos a sus sueños húmedos de ser los amos del Universo, no son más que los hilos de esta tela de araña, un trumpantojo de la libertad y la felicidad que nos prometen.

You never can tell.- Chuck Berry

LA RIMA DEL METAVERSO

domingo, 12 de enero de 2025

    Tememos injustamente al futuro incierto que nos depara la inteligencia artificial. No hay nada que temer. El reto que la tecnología nos propone no es más que rimar el lenguaje binario para que no pierda su humanidad. Poner los 1 y los 0 en versos pareados, de rima consonante o asonante, tanto da. Componer cuartetos y tercetos de significado virtual capaces de conmovernos. Siempre quedará algún verso suelto o puede ocurrir un cortocircuito que no precisan más que reiniciar el sistema. 

    El metaverso o el multiverso que viven tras las pantallas planas no pueden ser un impedimento para que conservemos nuestras maldades y nuestras virtudes de humanos ya presentes antes de las pantallas de tubos catódicos. No viene el mundo virtual a restarnos, quiere darnos circuitos que aceleren nuestro pensamiento, neuronas extra que permitan un flujo electrónico a través de microchips y condensadores de forma instantánea. Los microsegundos son ya una eternidad. Esa batalla ganada al tiempo puede permitirnos disponer nuestras propias neuronas para crear conceptos, nuevas ideas a las que la inteligencia artificial es incapaz de asomarse, si acaso plagiar creando modelos con prediseño. 

    El único temor es que confiados en los algoritmos perdamos la capacidad de improvisar, de inventar nuevas palabras, de plantear nuevos problemas. El verdadero riesgo es que nos volvamos incapaces de sentir, de entender el fundamento de lo humano. 

    La IA tan temida porque puede sustituirnos, contiene las leyes de la robótica de Asimov: Un robot no hará daño a un ser humano y cumplirá las órdenes de este siempre que no entren en conflicto con la primera ley, protegerá su existencia siempre que no afecte a las leyes anteriores. Visto así, hasta me plantearía sustituir algún humano por la máquina. Imaginemos que algunos gobiernos (se me ocurren varios) dejan de tener un Presidente y lo sustituimos por un robot sujeto a las tres leyes. Eso sería sin duda el inicio de un mundo más justo y más esperanzador. El fallo del experimento no estaría en la computadora sino en su programación. Algún humano se habría mostrado dispuesto a patrocinar su diseño para que la máquina preservara sus intereses. Alguien inteligente pero que no está dispuesto a renunciar a sus privilegios y que intentará convencernos que lo hace por nuestro beneficio. 

    Somos inmorales en esencia. Inventamos la moral para poder sabotearla. El poder, el dinero carecen de leyes. ¿No resulta chocante e inmoral que multibillonarios con todas sus necesidades cubiertas, las reales y las imaginarias, conspiren para acumular más poder? ¿Qué son, máquinas estropeadas o robots de diseño diabólico? No es la luz la que recorre sus circuitos sino la oscuridad. Llámale ambición, egoísmo o perversión, pero es más temible que la propia IA. Diría más, el problema de esa nueva inteligencia es que está creada por algunas de estas mentes psicopáticas que no entienden las leyes del robot, no las consideran necesarias porque en realidad son ellos los únicos entes que creen necesario proteger. Esa mentalidad esquizofrénica sólo se da en los humanos. No sé si llegará tan lejos la IA como para necesitar crear una nueva especialidad de psiquiatría robótica para diagnosticar la esquizofrenia digital. 

    Nos bastamos para crear el caos, la caída total del sistema sin necesidad de microchips ni circuitos integrados. 

    Ni las máquinas nos salvarán de nosotros mismos.

 

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