EDUCATIO NON PETITA IGNORATIA MANIFESTA

domingo, 12 de marzo de 2023

   Parafraseando la conocida expresión latina “excusatio non petita accusatio manifesta” quería referirme a la educación. Construí esta frase que no sabía si era gramaticalmente correcta, la puse en el traductor de google y dijo: “No se reclamaba educación y la ignorancia era evidente”. Justo lo que quería expresar. ¿Por qué me vino el tema a la cabeza? La triste noticia de la violación de una niña de 11 años por un grupo de seis menores. Es atroz, me desmonta los esquemas. No es que no ocurran a diario salvajadas. Sufrimos el bombardeo constante de las malas noticias que son con la que mejor se construyen los titulares. Cada día nos desayunamos con algún despropósito, pero este especialmente me provocó un sarpullido. 

   No hay sociedad sin educación, es su base, el elemento fundamental. Sin duda las personas necesitan cubrir sus necesidades básicas: techo, comida, salud, pero inmediatamente después está la salud de la mente, la formación, la educación, la cultura, llamémosla como queramos. Tenemos la fortuna de vivir en un entorno donde las necesidades primarias alcanzan a casi todos. Tenemos el orgullo de pensar que somos afortunados de haber nacido en una época de la historia donde la tecnología nos ofrece infinitas posibilidades. Hemos llegado a creer que no tendremos límite, que ahora somos más sabios que nunca, que la información está a golpe de un click. Pero hemos sustituido información por formación, datos por conocimiento, telecomunicación por comunicación real. Somos un producto defectuoso de la tecnología que nos convierte en una especie de homo ciberneticus. Si bien la nueva tecnología nos ofrece posibilidades infinitas de aplicación que resuelven nuestras dudas con inmediatez, que nos permiten conversar con las máquinas, dar órdenes, supervisar a distancia, teletrabajar, hemos desaprendido a relacionarnos. No recordamos ya los números de teléfono, están todos en el móvil inteligente, no necesitamos aprender porque todo está en la palma de la mano “El Universo en la palma de la mano”. Cuando los homínidos se incorporaron en la sabana, se encontraron que poseían dos manos para manipular. Una de ellas ahora porta un Smartphone y la otra recorre con los dedos su pantalla. Si es verdad que en la evolución la liberación de las manos hizo crecer el cerebro, es seguro que podemos estár involucionando. 

   Cuando hablo de la educación, no me refiero a la cultura, aunque sin duda también me parece que forma parte del alimento de la mente. En realidad, lo que echo de menos en esta sociedad que construimos, es la capacidad de relación con el otro. Aprender a convivir, a relacionarse de forma sana. Ser educado significa, ser cortés, pero también ser empático, entender al otro, sus necesidades, sus diferencias. La educación consiste también en la inteligencia crítica que va más allá de las opiniones, consiste en construir un principio vital, un criterio que sea propio, pero que no necesariamente deba creerse en él como una verdad inmutable, sino que pueda ser cambiado, modelado según las circunstancias, según el entorno, en función también del otro. Vale tanto para la educación en la escuela, en valores, en conocimientos, en aptitudes y actitudes. Vale tanto para la vida doméstica, como para la vida sexual, como para la vida laboral o la social, la religiosa, la política… estos chicos menores han tenido la desgracia de que nadie los enseñó que herir a otro es lesionarse a sí mismos. No tuvieron la oportunidad de aprender que el sexo no es poder, no es dolor, no es imposición. Seguramente aprendieron esas conductas por lo que vieron en la palma de su mano, en las páginas porno, como lo aprenden ahora nuestros adolescentes, precoz y equívocamente, bebiendo de fuentes que inventan comportamientos sexuales, patrones gastados de dominación. Nadie les enseñó a querer a las mujeres. Amarlas en vez de hacerles el amor, o peor aún, violarlas porque en realidad las ven como un objeto sexual. Sus familias y también su entorno, todos nosotros, no supimos trasmitirles la educación que necesitaban para entender que su vecino, su amigo, su conciudadano, los otros y las otras son una realidad que no se puede dañar, como la suya propia. No fueron los únicos que fallaron, el video que circulo por redes entre los adolescentes no fue denunciado hasta varios días después. Hay un error de base, en el sistema, no son los únicos responsables. 

   Aunque son unos malvados, en realidad también son unas víctimas, como la niña. Son víctimas de ellos mismos y de una Sociedad que no ha sabido o querido o podido enseñarles educación. Estos chicos viven en los márgenes, pero en el mismo centro de esta sociedad, donde nos sentimos tan confiados, junto a nosotros, en nuestro entorno más inmediato, la falta de educación es una realidad permanente que debería preocuparnos tanto como la falta de Sanidad. Siguen haciendo falta médicos para esta Sanidad que cojea, pero hacen mucha más falta los maestros, con toda la profundidad de la palabra maestro.