PARECE MENTIRA, PERO...

domingo, 29 de junio de 2025

   Parece mentira, pero aquí estamos contemplando como el mundo se desmorona. Contemplamos con estupor el bombardeo contra Irán, sin imaginar la respuesta. 

   Ateridos por un frio que sube por la espalda, ¿y si responden? Tan absortos en el día de después, perdemos la noción del antes, los interminables bombardeos sobre Gaza y los cadáveres que ya siembran sus ruinas. 

   Parece mentira, pero el silencio que más duele es el de la complicidad. 

   En la reciente Reunión del Consejo Europeo parece que ven indicios de violación de los Derechos Humanos por parte de Israel. ¿De verdad? 

   Parecía imposible, pero alguien ha contradicho al Ser Supremo sentado en el Capitolio y se ha enfadado (súper raro). Estaba tan feliz escuchando las aduladoras semblanzas de su porte y capacidad, que no imaginaba que alguien fuera tan osado para ponerlo en entredicho. 

   ¿Y ahora? Nos bombardeará con sus aranceles, enviará agentes de la CIA para iniciar un complot que cambie el régimen como en Irán. ¿No estará pensando en hacer un Jamenei con Sánchez? 

   Parece mentira, pero como te descuides nos invaden desde Rota o Morón ¿Sería esto un oxiMorón? 

   Los togados piden además de la libre interpretación de la Ley que les otorga el Poder Judicial, también redactarlas. Para ello habrá una manifestación imparcial, apolítica, como la propia Justicia, para reclamar que los que redactan la Ley la adapten a su interpretación. Parece mentira, pero se llama separación de poderes. 

   Y del poder terrenal al celestial, la Conferencia Episcopal pide que se deje hablar al pueblo. No sé si para cambiar el gobierno o a los obispos. Parece mentira, pero ellos que confían en una paloma para conocer los designios del Altísimo, ahora confían en el pueblo llano. 

   Como decía Obelix: “Están locos estos romanos”.


OXÍMORON

domingo, 15 de junio de 2025

RAE.
Combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido, como en un silencio atronador. 

 

   Oxímoron siempre me ha parecido una palabra de una belleza asonante. Tan esdrújula, tan culta, pero con un final coloquial. En qué radica su belleza para mí, lo ignoro. Quizás porque su significado es la vida misma, contiene un contrasentido clarificador, como un alter ego más auténtico que el propio yo. Permite mezclar lo absurdo con lo real, lo anecdótico con lo previsto, su ambigüedad mezcla los sabores de la semántica cocinando un final agridulce o un amargo delicioso, como la cerveza. 

    El oxímoron nos envuelve a cada momento. La vida está llena de muerte, la mala salud de hierro de la sociedad sazonada con nuestras guerras santas, los ataques preventivos que inventamos para vencer al enemigo, para ganar una libertad vigilada, donde la paz se alimenta con gasto en la guerra. Gritamos en un mundo de ruido constante para silenciar la verdad. Defendemos una justicia de parte, la subjetividad de los jueces se convierte en verdad objetiva. Hablamos de hechos probados, de indicios de sospecha, sin temor a equivocarnos con una rotundidad temeraria. Prometemos curar lo incurable, sanando los vicios. Enseñamos lo innecesario y olvidamos aprender lo imprescindible para que la vida sea un placer doloroso que no llegue a herirnos. Confiamos en las promesas de políticos que anuncian contradictorios mensajes: inversión sin gasto, libertad sin educación, unidad con exclusión, beneficencia sin solidaridad. Cometen falsos testimonios, ocultan evidencias, corrompen la verdad y ensucian el lenguaje. 

   El oxímoron, es como paladear con los ojos cerrados un trozo de chocolate, sintiendo el placer de deshacerlo lentamente en la boca, impregnando cada una de sus papilas y en el momento de tragarlo atragantarse y toser hasta expulsarlo. 

   Una contradicción que te aclara las ideas, un sinsentido con mucho significado, un despropósito que llega por azar, el absurdo que más deseas que ocurra o la incoherencia que necesitas para ser verdadero. A veces es un dislate necesario y otras la respuesta siempre segura de un necio, pero su paso adorna el leguaje con un contoneo sonoro, con un aíre de elegancia fingida y un poco pedante.

Tanita Tikaram - Twist In My Sobriety