¿QUIENES SOMOS? ¿DE DÓNDE VENIMOS? ¿A DÓNDE VAMOS?

domingo, 22 de diciembre de 2019

   Pasar de la melancolía a la metafísica, del desengaño al racionalismo, de la negrura a la oscuridad, sólo requiere un paso. Un paso de gigante o un empujón traicionero o un salto al vacío. 

    En definitiva, cada día la vida decide el tono y la música del alma y hace saltar por los aires tu propósito de ser COMPLETAMENTE feliz.

   Si en la entrada anterior estaba pesimista por las escasas expectativas del compromiso de los gobiernos ante la salud del Planeta, ahora me encuentro pletórico de tristeza. Llega la Navidad y entre tanto mensaje de amor y solidaridad, se cuelan las noticias más escabrosas, que son las de siempre, pero que parecen más impropias en este momento. Siguen llegando pateras con muertos, violentos indecentes en cada esquina y marrulleros en la política por doquier.

   ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? Las respuestas no son sencillas. Venimos sin duda de la lucha de la vida por abrirse camino. De la síntesis de moléculas que se aglutinan para adquirir la capacidad de independizarse y multiplicarse, de ser individuos.

   Pero de eso hay mucho en el Universo ¿Qué nos hace diferentes? 

   Que como individuos nos mueva la supervivencia y el afán de transmitir nuestra genética, es probablemente el santo y seña de cualquier ser vivo. 

   Que seamos seres sociales nos separa de otros grupos de animales. 
     Pero lo que de verdad nos diferencia es que somos a veces, INSOCIALES. 

   En la teoría evolutiva, los mecanismos de selección se basan en permitir el desarrollo de los individuos más adaptados al medio. Los individuos acaban facilitando todo aquello que les beneficia genéticamente y por tanto protegiendo a la especie. 

    ¿Qué ha pasado entonces para que aparezcan en las sociedades humanas los comportamientos autodestructivos? No hablo sólo de la cacareada emergencia climática, que de por sí es un epítome del problema, hablo también del consumo desmedido, de la voracidad en la riqueza, de la indiferencia ante la miseria ajena, de la infelicidad autoimpuesta si no ajustamos nuestra vida al modelo...

     Estamos de  nuevo en la manida frase de Homo homini lupus (el hombre es un lobo para el hombre) tomada de la obra de Plauto: Asinaria (el título me encanta). Entran en ese epígrafe capítulos como el genocidio, los terrorismos, desaparecidos, secuestrados, torturados, ejecutados… Muchos de ellos en nombre de la Democracia, la Justicia o Dios.  Si añadimos a ello, todas las formas de violencia que ocupan nuestros telediarios: asesinatos, violencia contra las mujeres, pedofilia, tráfico de personas, esclavitud, racismo… ¿Será verdad que somos la culminación de la Evolución o somos en realidad, un fiasco?

   Quo vadis domine? ¿A dónde nos dirigen nuestros pasos? No lo sabemos. Seguramente en nuestra privilegiada mente, tan orgullosa por nuestra posición en el mundo, pensemos que el futuro no puede ser tan aciago. La destrucción no entra en el cálculo de unos individuos que han construido sociedades y culturas que distan años luz del resto de las especies que pueblan el Planeta. Queremos pensar que quedan individuos que plantearán alternativas posibles a un final apocalíptico y confiamos en que así debe ser. Más tarde o temprano nos rescataran del caos.

   Yo digo, la esperanza está en la cultura (RAE: conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico), en la toma de conciencia de nuestra condición de mortales y en la necesidad de transmitir a nuestros descendientes la riqueza de nuestro conocimiento. Este es el principio de todo progreso y con ello haríamos honor a nuestra posición evolutiva. Pero la cultura es ya una cuestión política, no confiemos una materia tan sensible y voluble al albur de sus imprevisiones.

   Nada es eterno 
                                                        Y todo pasa, y nada
que sea nuestro dura.
Todas las cosas llevan
                                                        dentro de sí su tumba.
                                                                        José Hierro

   Aún así, no perdamos la esperanza y en estos tiempos de Navidad confiemos en la llegada de nuevos Mesías que alumbren el camino. Necesitamos más que un milagro para que esto no acabe mal viendo tan cerca el precipicio, pero somos LA ESPECIE ELEGIDA.


Natalia Lacunza, Guitarricadelafuente - nana triste


BOLEROS Y POSTUREOS

jueves, 12 de diciembre de 2019

   Se me vino la vena pesimista. En la vida política y en la sociedad en general, se me aparece la imagen del postureo con tanta frecuencia, que pienso que es mi visión la que está alterada.

   Ahora con la cumbre del clima, llevamos dos semanas oyendo a celebritys y celebridades hablar sin descanso de la crisis climática. Lo que los científicos vienen diciendo desde hace más de 10 años y nunca hicieron caso, ahora resulta interesante. Eso si excluimos a los negacionistas, entre los que se cuentan algunos famosos “iluminados” por la gracia. Los mismos que vieron armas de destrucción masiva en Irán, niegan ahora este Armagedón.

   Ya hemos presenciado otras cumbres (van 25) y sabemos que la política sólo quiere cubrir el expediente de no sentirse responsable ante la sociedad. Pero es mentira, no tienen ningún interés en comprometerse, en encontrar unas soluciones que ya conocen y son patentes. ¿Por qué? Porque tienen que tomar decisiones y eso les dificulta obtener resultados económicos. Entienden la política como un negocio, en el sentido de que es sólo valorable aquello que tiene rédito. La salud, la educación, como el medio ambiente no son sus objetivos porque no aumentan la riqueza pecuniaria. Pésimo error fruto del simplismo de lo inmediato, la visión cortoplacista de los mandatarios. Esos grandes hombres de estado, los nuestros y los de  otros lados, son muñecos de la Economía (en mayúsculas), son títeres, marionetas, ejecutores de planes dicta el Mercado.

   En mi estado de pesimismo ya no me creo nada. No van a haber más que resoluciones vacías, que sólo servirán para tapar las vergüenzas,  pero no para dar solución al problema. He visto ya muchos objetivos del milenio incumplidos, de la OMS, de la ONU… y no son más que palabras que se lleva el viento, lágrimas en la lluvia.

   Admiro a las personas que luchan por algo tan justo como buscar la salvación del planeta. Greta Thunberg me parece una chica impresionante, de tan madura como parece a su edad, me produce un poco de lástima. Ver su rostro serio defendiendo lo que debería ser defendido por los líderes, si es que esta palabra significa algo, me entristece. Ver como la atención mediática pone el foco en personajes y olvida pronto los contenidos me decepciona. Ha habido ya tantas batallas perdidas: por la Justicia Universal, por el Hambre en el Mundo, por el Agua para todos y ahora por la Emergencia Climática, que caigo en el desánimo. Batallas perdidas en pro del desarrollo, en pro del estado del bienestar, de la Economía... 

    Me parece una ilusión que tratan de vendernos para vendarnos los ojos, discursos vacíos para callarnos la boca. 

     Me parece todo un triste bolero que no tendrá un final feliz.