IN MEMORIAM A DIOS

jueves, 4 de julio de 2019

   Dios murió y nos dejó huérfanos, nos abandonó al caos. El séptimo día no descansó si no que quedó tendido en la Tierra recién creada, desolado, arrepentido. Desde entones arrastra una depresión que le impide intervenir en los acontecimientos que se suceden. Cada vez que se asoma en su trono celestial y mira hacia los infiernos nos ve cometiendo fechorías. Los crímenes que adornan el turbulento mundo le producen indiferencia, pero se sobresalta ocasionalmente por los acontecimientos más cotidianos. Estos días tuvo una lipotimia tras conocer como un hombre y su hija aparecían ahogados en una playa de México esperando cruzar a EEUU. Pequeñas tragedias casi sin importancia despiertan su desánimo crónico. Ver las democracias silenciadas por el mercado, asistir al ascenso de los impíos al poder le produce cansancio.

   Ya nada podía sacarlo de su Tristeza vital, caminaba tropezando con las nubes, trastabillando, vacilante, como un sonámbulo. Ni los triunfos de la Ciencia, ni las buenas obras de muchos de sus hijos conseguían devolver la sonrisa a su hierático rostro.

   Se nos ha ido un Creador de sueños, porque el tiempo del sueño ha acabado, viene ahora el tiempo de la Verdad. De la cruda realidad que llega calentando el Orbe y destruyendo sus criaturas. Bienvenidos al mundo sin Dios. Sólo de patrias y banderas vivirá el Hombre.

   Lo encontraron dos ángeles, incorrupto porque su ser es imputrescible, pero rígido. Murió sólo, abandonado por sus hijos. Quizá había muerto días atrás, nadie lo sabe porque no recibía visitas.

   Pido una oración por su alma.

A Dios le pido. Juanes