SAGRADA FAMILIA (homenaje doloroso a las víctimas de la sinrazón de los hombres)

miércoles, 27 de julio de 2016

Cuando lo conocí en la feria, sabía que iba a ser el elegido. Sentí una atracción especial nada mas verlo. Sería su aspecto formal, su imagen atractiva, la apariencia de poseer la respuesta a todas aquellas preguntas que sobre mí me hacía. Se puede decir que fue un amor a primera vista. El hecho de que su padre fuera un revolucionario, un proscrito, un exiliado, lleno de misterios y con una reputación cuestionable, aún lo hacía más atractivo. Desde el primer momento sabía que ocuparía un lugar destacado en mi vida. Así que tomé la iniciativa y lo compré. “El cazador de historias” de Eduardo Galeano, y no me defraudó. Desde entonces está colocado en el cuarto de baño, siempre a mano para cuando me siento en el sagrado recinto, lugar de intimidad que invita a la lectura y la reflexión sobre lo divino y lo humano que siempre viene a darse cita en aquel estrecho cuarto.

Y de el, de sus cortas historias, me despiertan sensaciones. Tengo dobladas las esquinas de varias hojas que de tanto en tanto releo. Un ejemplo:


SAGRADA FAMILIA

Padre castigador,
madre abnegada,
hija sumisa,
esposa muda.
Como Dios manda y la tradición enseña y la ley obliga :
el hijo golpeado por el padre,
que fue golpeado por el abuelo,
que golpeó a la abuela,
nacida para obedecer,
porque ayer es el destino de hoy y todo lo que fue seguirá siendo.
Pero en alguna pared, de algún lugar, alguien garabatea:
Yo no quiero sobrevivir. Yo quiero vivir


¿Por qué si tanto la amas la golpeas, por qué el filo del cuchillo obnubila tu mente enferma? ¿Cuál es el imperfecto pensamiento que te hace sentirte dueño de su vida? Un día dijiste: tu eres mi vida, lo eres todo para mí. Ahora te sientes traicionado o herido y tu respuesta es el odio, la violencia contra quien juraste amor. En tu mente algo no funciona, quizá nunca funcionó porque cuando decías te amo, estabas pensando: ya eres mía, sólo mía. Ni siquiera entiendes que no podemos poseer a otro. Bastante complicado es ser dueño de ti mismo como para pretender gobernar en los demás, aunque sean de tu carne. Tus hijos, tu mujer, tu amante son seres ajenos a tu albedrío, poseen su propia identidad, su vida, y pueden decidir por sí mismos. Tú estás para ayudarles, no para golpearles, no para herirles, no para matarlos si disienten de tu sabio consejo. Tú no eres nadie para decidir por ellos cuando no eres capaz de tomar tus propias decisiones. Crees en la razón de la fuerza, reniegas de la fuerza de la Razón porque te crees superior, pero no eres más que un miserable que no supo hacerse amar. Incluso que supo muy bien hacerse odiar.

Eres un enfermo. Estás mal de la cabeza. Reconócelo. Ese mal se grabó a fuego en tu cerebro inmaduro y se ha ido alimentando como una mala hierba. Eres despreciable. No puedo entenderte aunque lo intente. No hay dolor que pueda explicar esa muerte por tus propias manos, la muerte de quien dices amar. Lo mejor que puedes hacer es cortártelas, estarán siempre manchadas. Nunca podrás pagar tu delito. Tu mente está tan enferma que no creo que puedas curarte. Siento repugnancia ante tu crimen, asco, nausea por los miserables como tú. Estoy harto de los minutos de silencio que no son más que años de oscuridad en la educación, harto de los que intentan justificar tus actos como secuela de una vida infeliz, de los que pretenden vendernos modelos basados en la autoridad, en la moral impuesta. Estoy harto de seguir oyendo en las noticias nuevas muertes que son absurdas, como muchas vidas, como la tuya de asesino. Hay muchas razones para querer alejarse de la sociedad que hemos creado, continuamente existen hechos que hacen inverosímil que estén cometidos por hombres, parece increíble que haya personas tan enfermas. El tuyo es unos de esos crímenes que no tienen explicación posible desde lo humano. La violencia salvaje nunca engendrará paz, ni amor, ni justicia, ni verdad, ni convivencia. Hay que educar en la libertad, en el criterio propio, en la disensión, en el dialogo. 

Formar hombres y mujeres para que amen a los hombres y las mujeres.


LA RECIÉN NACIDA
En el último día de abril del años 2013, Galulú Guagnini nació en Caracas. El padre, Rodolfo, explicó:
-Ella vino para enseñarnos todo de nuevo.
Eduardo Galeano