PROHIBIDO QUE ALGUIEN PIENSE QUE LO ESTOY PASANDO MAL

domingo, 17 de octubre de 2010

Voy a daros un poco de envidia. Aquí somos blancos y África brinda a los blancos toda su belleza, que nada tiene que ver con la pobreza. África vista con los ojos de los blancos, es hermosa, muy hermosa. Sus colores (de los olores, ya hablaremos en otra ocasión pero no son tan poéticos), sus paisajes, todo es grandioso. Tocan el cielo de la belleza y el infierno del hambre, pero sigue resultando hermosa.
Cenamos el otro día en el carnivore un restaurante al aire libre, cubierto de parasoles de paja, con una decoración muy africana (qué me decís del nombre?), nos sirvieron una fondue de carne, en un cazo con aceite hirviendo sobre el hornillo e íbamos friéndonos la carne a nuestro gusto, aderezada con salsas (que no probé. No traje mucho papel higiénico) y patatas fritas. Ah! Y cerveza. Ocho de la tarde, noche cerrada y un espectáculo de música africana en directo, (suena bien?, ya se que no oís la música, pero decid la verdad, os gustaría estar aquí).
El domingo pasado fui a misa ( Esto para mis amigos los curas, que les hubiera gustado verlo, pensé en ellos). Una misa africana en la misión católica. Era un día especial y la celebraron al aire libre, nombraban a varios diáconos y estaba presente el obispo (el del cucurucho, Vicente). El color de los trajes es como el de los castillos de fuegos artificiales, toda una plaza frente al altar, con bancos de piedra, hicimos fotos (los católicos son más permisivos que los musulmanes, en la calle no se pueden hacer porque no sabes quien es quien, pero aquí disfrutamos), los niños, las mujeres, la música son un espectáculo, puedes agotar la memoria de la cámara y no tener bastante. Pero el domingo para mí además tiene un significado especial, voy al Novotel y puedo entrar en internet, hablo con mi familia con Skipe , VEO VUESTROS COMENTARIOS EN EL BLOG (Gracias por escribirlos) y disfruto de la piscina (es mi día libre, aunque antes de irnos a la misa atendimos un parto).
Honestamente volvería a casa, éste no es sitio para VIVIR, pero puedo deciros que aunque trabajo, me siento más libre que en Valencia. El Hospital, la Salud, Ontinyent, un ritmo a veces vertiginoso, llegando tarde a todas partes. Cuando voy los martes a mi pueblo, con la comida a punto, pero sin casi tiempo de comer, mi madre me dice si me pone la comida en el plato o en un embudo para que sea más rápido.
Me he bajado del Tiovivo y os veo rodar sentados en vuestros hermosos caballitos, sonriendo, alegres, por girar con la nube de algodón rosa en las manos. Pero yo que estoy abajo, tengo tiempo para , por una vez, ver el mundo de otra manera.
Todos los años hacemos un montón de cosas necesarias y urgentes, que podrían esperar el año siguiente, dice un amigo mio.
Prohibo a nadie que piense que lo estoy pasando mal. Pero por favor que nadie me olvide.